EE UU va hacia lo desconocido
El incremento de los empleos no agrícolas en 248.000 puestos en septiembre ha llevado la tasa de paro por debajo del 6% por primera vez desde 2008. El tan mencionado pleno empleo no está muy lejos. Pero la estadística de participación y los salarios siguen cayendo.
Las cifras de los titulares son bienvenidas. Un sombrío agosto fue revisado al alza en 69.000 puestos y los aumentos de septiembre fueron superiores a la tendencia reciente, según los datos publicados el viernes por la Oficina de Estadísticas Laborales. La tasa de desempleo también cayó 0,2 puntos porcentuales, al 5,9%, logrando una disminución de dos puntos porcentuales en menos de dos años. A este ritmo, caería por debajo del 5%, el nivel al que los economistas generalmente ven el equilibrio de la demanda de trabajo, a mediados de 2015.
Sin embargo, los detalles son inquietantes. La proporción de la población que se encuentra trabajando o buscando empleo cayó una vez más, al 62,7%. Es el nivel más bajo desde octubre de 1977, cuando muchas menos mujeres se habían incorporado a la fuerza laboral. Mientras tanto, la duración media de la semana laboral subió y los ingresos por hora cayeron una vez más.
Esta combinación sugiere que el valor del trabajo está disminuyendo. Hay más puestos de trabajo, pero solo de aquellos con salarios más bajos, mientras que los parados de larga duración tienen una probabilidad decreciente de conseguirlos. Así que incluso si la tasa de desempleo alcanzara el nirvana del 5% el próximo año, el país no contaría con el mismo mercado laboral vibrante de los ciclos económicos del pasado.
Eso deja a la recuperación del empleo en aguas desconocidas, igual que el balance de la Reserva Federal. La naturaleza sin precedentes del estímulo de su política monetaria ha dejado al banco central 4.500 millones de dólares (unos 3.600 millones de euros) en activos.
Como en el cuento de los hermanos Grimm, la economía de Estados Unidos se pierde en un bosque. Hansel y Gretel sobrevivieron. Los economistas honestos ahora deben confesar que no saben cómo se va a desarrollar este cuento de hadas económico.