¿Los presupuestos de la recuperación?
Los Presupuestos Generales del Estado para el 2015 son unos presupuestos que, como siempre, adolecen de las mismas carencias que hasta ahora venían soportando pymes y autónomos. ¿Recibirán las ayudas suficientes y la inyección de capital necesaria para poder salir adelante, mantenerse y, en definitiva, crecer, para ser capaces de generar más puestos de trabajo?
Anunciados a bombo y platillo, son tímidos, austeros y mal calculados. Previsibles sí, pero poco consensuados con los sectores motores de la economía. Salen beneficiados de ellos los mismos de siempre: la gran empresa y las entidades financieras.
Resulta chocante la previsión del Ejecutivo de un incremento del 3,5% de los ingresos tributarios
En primer lugar, resulta chocante la previsión de un incremento del 3,5% de los ingresos tributarios, basado, principalmente, en una reforma fiscal que no ha satisfecho a nadie. Por un lado, el Gobierno ha postulado una bajada de impuestos que, en la practica, realmente, y por la previsión que se establece en los propios Presupuestos, no tendrá tal repercusión, sobre todo cuando ya se habla de un decremento en la recaudación del IRPF del 0,3% y un aumento en sociedades del 5,6%. Lo cual suscita la siguiente pregunta: ¿dónde han ido a parar las ayudas a las pymes?
También chirría la reducción del techo del gasto del 3.2%, ya que se está tomando como referencia la hipótesis de que llegue a funcionar la nueva reforma fiscal. Cosa inverosímil, teniendo en cuenta cómo están los indicadores económicos.
Según se desprende del propio documento presentado, los Presupuestos de 2015 tienen como principal objetivo el afianzamiento de la recuperación económica y la consolidación de la creación de empleo. Será difícil que, atendiendo a la cohesión social y garantizando la consolidación fiscal, como se pretende, se pueda mantener un objetivo de déficit del 4,2%. Todo ello partiendo de la base de que se cumpla la previsión de un aumento del 2% en el PIB, se normalicen las condiciones financieras y la mejora de la confianza influya –eso esperamos todos– en el mercado laboral. Los cálculos se hacen desde la presunción de un fortalecimiento de la demanda nacional, impulsada además por el consumo privado y la inversión de capital fijo. Serán estas variables las que determinarán si al final los Presupuestos llegarán a ser o no cumplidos.
Se han llamado, erróneamente, los presupuestos de la consolidación y de recuperación económica, caracterizados por la reducción de los impuestos sobre personas y empresas, cuando al final, como hemos explicado, supondrán un incremento del 5,6% en la recaudación de las empresas. ¿Bajada de impuestos? Sí, del 30 al 25%, pero ¿cuántas deducciones y bonificaciones se han recortado?
Como, además, se autoriza al ICO a un endeudamiento máximo para 2015 de 18.000 millones de euros, la cuestión que surge es: ¿realmente estos préstamos revertirán en las empresas y en las unidades familiares para que se dinamice la economía? ¿O volverán a servir para tapar los agujeros de las entidades financieras, entre ellas el endeudamiento que tiene previsto el FROB, recogido en los presupuestos y que asciende a la cifra de 18.891 millones de euros? El Gobierno debería haber establecido mano de hierro, aplicando la misma formula que utiliza con los funcionarios, pensionistas, autónomos y trabajadores, a los que lleva ya años pidiendo sacrificios, y exigir una mayor transparencia y control sobre los elementos fundamentales de su actividad económica y financiera y que al final revierten en todos los ciudadanos, que somos el pilar de su sustento, y más si tenemos en cuenta que está sujeto a la fiscalización externa del Tribunal de Cuentas, hecho que parece ser obviado por el propio FROB.
El fomento del turismo requiere una política integral de transportes, no incluida en las cuentas públicas
En relación a las diferentes inversiones que el Estado realizará en las comunidades autónomas, se incrementan estas partidas después de varios años sin hacerlo, sobre todo en los ministerios de Fomento y Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, debido sobre todo a las inversiones en infraestructuras de transporte, con un importe de 13.103,36 millones que se repartirán entre las 17 comunidades y Ceuta y Melilla. Si realmente se aprovecha este incremento en esta partida presupuestaria, podrá suponer un empuje para la economía y la creación de más puestos de trabajo.
Otra cifra importante ha sido el incremento de la inversión en infraestructuras (11.500 millones de euros), partida que también crece por primera vez desde la entrada en la recesión económica que venimos sufriendo en los últimos años.
Es una de las mejores noticias que se desprenden de estos nuevos Presupuestos. El proyecto es ambicioso y se basa, sobre todo, en la puesta en marcha de nuevas líneas de ferrocarriles y en un incremento del 3,1% en carreteras, centrado en paliar los puntos negros y potenciar la cohesión territorial. Tras más de dos años en los que el Ministerio de Fomento no ha licitado obras públicas, esta nueva inversión supondrá un incremento también en la creación de empleo directo así como indirecto por la proliferación de empresas auxiliares del sector.
Está previsto también un incremento de la dotación para el sector turístico en un 2,9%. Es decir, en la cantidad que engloba políticas de comercio, y pymes que asciende a 963,30 millones de euros. Hay que tener en consideración que España ha pasado a ocupar el tercer puesto mundial, solo por detrás de Francia y EEUU, con 60,7 millones de visitantes en el año 2013. Todo ello se tradujo en 59.082 millones de euros y es, por tanto, una garantía el apostar por potenciar este sector como timón de la economía y creación de puestos de trabajo. Para ello faltaría, invertir en programas de promoción de la marca España, abordar una política integral de transportes, no recogida en los presupuestos, y procurar una mayor armonización legislativa para acabar con la competencia desleal.
María José Tarancón Rodríguez es economista y abogada. Profesora colaboradora del Área de Fiscal en la Universitat Abat Oliba CEU.