Las chicas (empresarias) son guerreras
Son madres, amas de casa y además se han lanzado a montar un negocio. Han querido hacer sus sueños empresariales realidad para pasar a ser sus propias jefas. Algunas lo hicieron como vía de escape ante una situación económica difícil, otras, heredaron y modernizaron un negocio familiar y lo han llevado al éxito, pero todas aseguran “haber luchado con todas sus fuerzas”. Así son las pequeñas empresas lideradas por mujeres.
A Eva Zomeño, fundadora de Cítrica Pizarra, también le costó un mundo sacar adelante su empresa. "Llevo desde 1995 luchando por mi negocio que puse en marcha para buscar una alternativa a la agricultura, casi la única salida laboral que tenía", recuerda. Desde entonces no ha parado de crecer, “a base de formación y cursos para aprender a manejar una pyme. Algo de lo que no tenía ni idea", asevera. Y todo sin pasar por el banco a pedir un solo euro prestado.
Desde Pizarra (Málaga) la pequeña empresa de Zomeño se dedica a crear productos de belleza y cuidado a base de ingredientes naturales. “Comencé con lo que tenía más cerca: cítricos, aceite de oliva, plantas…” Unos conocimientos heredados de las abuelas que utilizaban así lo que el campo les daba. Desde entonces, no hay salón de belleza o herbolario que no venda sus aceites y lociones “principalmente de Madrid hacia el norte”, apunta.
Zomeño se queja de las dificultades y los papeleos necesarios para manejar una pyme, pero también agradece la ayuda recibida. Los años de esfuerzo han llevado a su empresa al segundo puesto en los Premios nacionales de mujer rural emprendedora: "Espero que este galardón me ayude a conseguir la financiación necesaria para comenzar a exportar", cuenta. Para ello, necesita ampliar las instalaciones y poder fabricar sus productos, algunos de ellos patentados, a mayor escala.
"Mi futuro además es vender por internet y para ello he tenido que hacer un curso de formación y preparar la página web gracias a la ayuda de la Diputación de Málaga", explica. Una inversión difícil cuando con sus ventas apenas cubre gastos. Además, ha decidido incluir a su hijo y su marido en la empresa, algo que les otorgará una salida laboral en tiempos difíciles.
Si ya es complicada la tarea de mujer empresaria, aún más resulta en un entorno distinto a la ciudad, por ello, la Federación de Mujeres Rurales (Femur) y Bankia organizan el premio Mujer Rural Emprendedora cuyo objetivo es distinguir a esas empresarias que dirigen pymes en ámbitos donde apenas hay representación femenina. “Lo más importante es destacar por un proyecto innovador, experiencia, presentación, originalidad e implicación personal”, explican desde la entidad bancaria.
Para esta convocatoria del concurso se presentaron 14 candidaturas, todas ellas de mujeres emprendedoras del mundo rural, de distintas Comunidades Autónomas y sectores. El primer puesto ha sido para Amanda Brunete y su taller de forja artística, una trabajadora de Correos reconvertida en herrera cuyos trabajos en metal lucen en toda España.
Pero ser mujer y empresaria también tiene sus ventajas. Los expertos aseguran que “las mujeres cuentan con una paciencia innata, son corredoras de fondo en el mundo empresarial y empatizan más con sus clientes, empleados y proveedores”.