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Columna
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Tesco debe bajar su dividendo

Los accionistas finalmente pierden cuando unos desembolsos demasiado altos impiden a las empresas responder bien a los problemas. En este momento, Tesco necesita toda la flexibilidad financiera que pueda reunir. Su dividendo actual es peligrosamente restrictivo.

En términos puramente financieros, el supermercado de Reino Unido tiene medios para mantener el pago en los niveles actuales. Pero el compromiso renovado con el dividendo sería una carga para la empresa en un mal momento. Necesita reducir los precios para combatir las amenazas de los descuentos del comercio. Hacen falta inversiones en infraestructura y logística si Tesco quiere mantener el liderazgo en tiendas y el comercio online.

Si el dinero gastado en el dividendo se reasignara a los recortes de precios, el margen de beneficio comercial de Tesco caería a alrededor del 3%, en comparación con más del 5% que percibía hasta 2013. Pero un claro compromiso para dar a los clientes unos precios más bajos puede ser el camino más rápido para lograr un renovado crecimiento de los beneficios y una política de dividendos sostenible –aunque partiendo de una base más baja–.

Hay una ventaja en el ámbito de la dirección para actuar pronto. Tesco tiene nuevo consejero delegado y director financiero a la espera de tomar posesión de sus funciones a finales de este año. Ellos podían esquivar las recriminaciones que normalmente conlleva un corte de dividendos. Incluso pueden ser elogiados por el atrevimiento.

El precio de la acción podría sufrir. Pero el valor de Tesco ya se ha hundido hasta el punto que sugiere que los inversores piensan que un movimiento a la baja es probable. La rentabilidad histórica es de casi un 6%, el doble de la media para el índice Stoxx 600 de Europa.

Los plazos importan. Si Tesco no logra cortar ahora, puede verse obligado a hacerlo más tarde, partiendo de una posición competitiva más débil. Hay una oportunidad que el supermercado haría bien en aprovechar.

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