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La peculiar batalla de los banquillos

Los tres liderazgos de la Liga

Crear buen clima y saber comunicar, dos de las claves para liderar un equipo Es necesario saber tratar las expectativas de los aficionados

Luis Enrique llega al banquillo del Fútbol Club Barcelona para intentar solventar la falta de títulos que vivió el equipo la pasada temporada. Tendrá que enfrentarse a los exitosos modelos de los que serán sus grande rivales. Por un lado, el ímpetu de Simeone, que llevó al Atlético de Madrid a ganar la Liga. Por otro, la tranquilidad de Ancelotti, que permitió que el Real Madrid levantase la Copa del Rey y la Champions. El fuerte carácter del nuevo míster competirá con la gestión de estos dos técnicos en la particular batalla como entrenadores. Tres líderes con estilos bien distintos.

El temperamento del entrenador culé es una de sus mayores cualidades, según Moisés Ruiz, profesor de liderazgo de la Universidad Europea de Madrid. “Hasta el momento, Luis Enrique ha tenido experiencias en equipos más pequeños; por ello, no podemos saber con precisión cuál será su estilo en el Barcelona. Lo que sí se puede afirmar es que su liderazgo está basado en su férreo carácter y en su experiencia”, afirma.

El liderazgo se moldea poco a poco y aparece en los momentos más complicados, dependiendo de la respuesta que se tome. “A Luis Enrique habrá que evaluarle cuando llegue una situación peliaguda. El liderazgo se basa en gran parte en la credibilidad y los jugadores siempre te están midiendo. Si ante una situación difícil cambia su modelo de juego, su autoridad puede llegar a cuestionarse”, explica el profesor de la Universidad Europea.

Cada equipo de fútbol tiene un estilo que le diferencia del resto de clubes. “Luis Enrique utiliza lo que se conoce como modelo transaccional, que se caracteriza por una apuesta por el cambio, pero manteniendo la cultura y la filosofía de juego”, apunta Ruiz. ¿Cómo consigue esto? “Utilizando la premisa de pago por esfuerzo y dejando claro que él es el que manda”, declara. “Yo le diría que nunca manifestar dudas delante de su plantilla”, añade.

Carlo Ancelotti, en el banquillo del Real Madrid.
Carlo Ancelotti, en el banquillo del Real Madrid.

El técnico blaugrana cuenta además con una ventaja extra: “Es un hombre del club”, dice el profesor. Su llegada al Barça en 1996 vino acompañada de un conflicto con el eterno rival. Él mismo reconoció que su etapa en el Real Madrid no le traía buenos recuerdos. Conoce el Barcelona, ascendió al equipo filial a Segunda División en la temporada 2009-10 “y sobre todo, es querido por la plantilla y por la afición”, explica.

Pese a todo, llega en un momento de transición interna, tras un año de crisis y de sequía, con una directiva con problemas con la justicia y con un presidente que no ha tenido el respaldo de las urnas. “Demasiados retos de golpe y grandes incógnitas acompañan su primera temporada al frente de un gran club como el Barcelona”, opina Sandalio Gómez, profesor en Dirección de Personas en las Organizaciones del IESE.

El temperamento de Luis Enrique contrasta con el de Carlo Ancelotti, técnico del Real Madrid desde junio de 2013. “El liderazgo conciliador y tranquilo es su seña de identidad”, asegura Ruiz. Por la misma línea va Gómez: “Representa la experiencia y la madurez. La serenidad, el saber hacer y la toma de decisiones difíciles constituyen sus credenciales”.

Los jugadores del Real Madrid, un equipo plagado de galácticos, necesitan un líder con la experiencia necesaria, alguien que sea un ejemplo para ellos. Para Sandalio Gómez, Ancelotti desempeña el cargo con creces: “No busca un protagonismo excesivo y sabe mantener el equilibrio entre los egos de los jugadores y el necesario espíritu de equipo”.

Y de la misma forma que el técnico italiano contrasta con el culé, también lo hace con su antecesor, José Mourinho. “Ancelotti es un liberador de talento. Le da protagonismo al profesional y saca lo mejor de él, justo lo contrario que hizo el anterior. Huye del enfrentamiento y procura crear un buen clima de trabajo”, señala Ruiz. Tan solo hay una cosa que puede quebrar su liderazgo: la reciente salida de Diego López. “¿Su marcha ha sido consensuada con él? Si el técnico no ha formado parte en la toma de decisiones, le puede mermar como entrenador, ser una muestra de que ha perdido fuerza o de que ha traicionado al jugador. La marcha del antiguo guardameta puede trastocar el clima que Ancelotti se está esmerando en crear”, argumenta Ruiz.

Diego Pablo Simeone.
Diego Pablo Simeone.

El liderazgo de un entrenador suele ser en muchas ocasiones el reflejo de sus tiempos como jugador. Si no, que se lo pregunten al Cholo Simeone. “Sus equipos son un fiel reflejo de su personalidad como deportista. Rocosos, luchadores hasta la extenuación y dispuestos a darlo todo por el grupo. Es un gran motivador capaz de transmitir dosis de entusiasmo a todos sus jugadores”, considera Gómez.

Para el profesor de la Universidad Europea de Madrid, el de Simeone es el liderazgo más auténtico. “Visión, ímpetu y personalidad” son las palabras con las que lo define. El míster argentino llegó al Atlético de Madrid a finales de 2011. “El equipo estaba hundido, a punto de bajar a Segunda División. El Atlético ha crecido con él”, afirma Ruiz. El club ganó la Liga la pasada temporada, tras 18 años. “Su modelo de liderazgo es transformacional”, es decir, “que renueva radicalmente toda la organización en base a su visión y a su personalidad”, continúa. El cambio, además, se traduce en todas las secciones: “Hace cambiar a todo el equipo en su conjunto. A los jugadores, a la directiva y a la afición, que estaba en horas bajas cuando llegó y la pasada temporada vivió uno de los años más exitosos de la historia del club”. Para Ruiz, el primer entrenamiento de Simeone al mando del equipo fue lo que marcó la diferencia. Cerca de 15.000 seguidores fueron a verle. Esto le convirtió en una figura de autoridad frente a sus jugadores y frente a la directiva. “Es la propia afición la que le aúpa y la que remarca su liderazgo”.

Liderar un equipo de élite es una de las tareas más difíciles de realizar y pocos son capaces de conseguirlo. “Es crucial saber gestionar el capital histórico y deportivo del equipo”, estima el profesor Gómez. “También, saber tratar las expectativas de los aficionados”. Ruiz añade otros aspectos: “Es importante crear un buen clima dentro de la plantilla, saber comunicar y, sobre todo, no engañar ni a los jugadores ni a la afición. Que no haya una contradicción entre lo que se dice y lo que se hace”, sentencia.

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