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Los precios puede rondar de 3.000 a 6.000 euros

La bicicleta, mejor artesanal y a medida

Manuel G. Pascual

El sábado pasado arrancó el Tour de Francia, el evento más importante del mundo del ciclismo. Los competidores pelean por ganar sobre bicicletas de fibra de carbono completamente personalizadas. En su fabricación se emplean los materiales más ligeros y punteros. Su coste puede rondar los 6.000 euros.

Este lujo no es exclusivo de los deportistas de élite. En España todavía hay talleres que confeccionan de forma artesanal bicicletas a la medida de sus clientes. Su precio es de unos 3.000 euros, pero dicen los entendidos que la diferencia entre estos velocípedos y los que se fabrican en serie son abismales.

“Para una persona que mida 1,75 metros es importante que la bici guarde las proporciones correctas, pero para quienes midan 1,95 o 1,60, mucho más”, ilustra Andrés Arregui, fundador de la marca Arregui Velázquez y socio de Ciclos Noviciado, uno de los tres talleres del país que fabrican bicicletas personalizadas por encargo. “Cada persona tiene su propia elasticidad y ergonomía. Y los ciclistas más expertos saben perfectamente a qué altura les gusta tener el sillín o el manillar”, apunta.

Lo primero que se le pregunta al cliente es para qué la va a usar. Los ángulos del cuadro, que es la estructura principal del vehículo; su geometría, la altura de la barra, la disposición del resto de componentes... todo depende de si se quiere una bici para hacer muchos kilómetros por carretera, para desplazarse por la ciudad, para cargar peso o para llevar niños. También hay que tomarle medidas al usuario (cadera, piernas, brazos) y tener en cuenta su peso (conviene que el centro de gravedad sea más bajo si se van a mover muchos kilos).

Una vez acordados estos puntos, comienza la fase del diseño del cuadro. “Este es el momento en el que hay más diálogo con el cliente”, apunta Arregui, que le va mostrando propuestas al ciclista hasta dar con la ideal. Cuando también se decide este aspecto se abre un periodo de unos tres meses (varía en función de la carga de trabajo del taller) para que el cuadro, siempre de acero, tome forma. Este proceso exige entre 40 y 50 horas. Luego toca la fase de pintado y, finalmente, se le encajan los complementos (manillar, pedales, cambios, frenos, etcétera). Y listo.

Con el sillín más alto que el manillar

Las posibilidades que ofrece la fabricación artesanal de bicicletas están para aprovecharlas. Una de las bicicletas de las que Andrés Arregui se siente más orgulloso es la JH Rando Mtb. “Se trata de una mezcla entre una randonneur [las de carretera] y de montaña: tiene ruedas anchas y guardabarros, pero es más ágil que una bici de campo”. Su dueño la quería para hacer kilómetros por pistas forestales, no para meterse por el monte. “Este tipo de bicicleta no se encuentra en el mercado”, asegura Aguirre.

Otra de las más originales que han salido de su taller es la Adrián Keirin Spirit (le suele poner a sus creaciones el nombre de sus futuros dueños). Se trata de una bicicleta de pista (para velódromos), pero pensada para circular por la ciudad. De piñón fijo, se adapta perfectamente a la vida urbana.

La Cat Spine, con el sillín mucho más alto que el manillar y la rueda trasera más grande que la delantera, tiene como objetivo coger mucha velocidad en las pistas.

Sillas de bebé, portacargas de hasta 15 kilos, complementos de todas las marcas..., las opciones son tan variadas como las necesidades y gustos del usuario. La comodidad y el pragmatismo son las reglas de oro de este oficio artesanal.

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Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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