Vincent Rosso: "BlablaCar no hace competencia al taxi"
El Ministerio de Fomento ha empezado a investigar las practicas de esta página web Fundada en Francia en 2009, cuenta con ocho millones de usuarios en Europa
La polémica parece no entrar en las oficinas de BlaBlaCar. Un piso luminoso en la madrileña Gran Vía donde Vincent Rosso (París, 1970), director general para España y Portugal de esta red social, comparte espacio con sus compañeros de trabajo. Pero la aparente paz que preside la sede de este negocio de internet en España y Portugal se ha visto perturbada en las últimas semanas por la polémica con el colectivo del taxi, el Ministerio de Fomento y Uber, aplicación para móviles en la que los conductores se ofrecen a llevar pasajeros a cambio de una remuneración.
La página web se ha querido desvincular de la denuncia de las asociaciones del taxi, que les acusan, a ellos y a otras plataformas como Uber, de intrusismo profesional por proporcionar un servicio de transporte sin licencia. Sin embargo, los técnicos de Fomento han empezado a investigar BlaBlaCar para averiguar si se lucra de una actividad en la que actua como intermediario. La citada red social pone en contacto personas que quieren viajar juntas en coche al mismo destino. Los pasajeros se reparten los costes del trayecto.
La empresa cobra el 10% del importe que abona cada pasajero por trayecto
Rosso quita hierro al conflicto: “No es aplicable a nosotros, porque los usuarios no contratan un servicio de transporte. Ponemos en contacto personas que acuerdan viajar juntas y compartir gastos”. La empresa, añade, dispone de 40 empleados repartidos en las oficinas de la compañía en ciudades como Londres, París y Milán, dedicados a vigilar que no haya individuos que ganen dinero con los desplazamientos. “Expulsamos de la red a cualquiera que cobre por transportar pasajeros”, remacha. Sin embargo, ha implantado un sistema de reservas por el que cobra el 10% del importe del viaje a los internautas. Este sistema, que la empresa aplica en Francia, se encuentra en fase de pruebas en España desde abril. Para mantener su funcionamiento, la compañía contó en 2012 con 7,5 millones de euros del fondo de inversión Accel Partners.
La red, fundada en Francia en 2009, cuenta con ocho millones de usuarios, que realizan un millón de desplazamientos al mes en 12 países, entre ellos Alemania, Francia, Polonia y España: “Todo el mundo decía que no triunfaría porque los españoles no quieren compartir, pero aquí las personas son sociables y se han animado a participar”. Explica que el número de viajes entre Madrid y Valencia creció un 350% entre la Semana Santa de 2013 y la de 2014.
No hay barreras que separen el entorno laboral del director general de BlaBlaCar España del de sus empleados, uno de los aspectos que más aprecia de su oficina. “Es distinto a trabajar en casa. Por mucho que te mantengas en contacto con ellos por internet no vas a obtener nuevas ideas de la misma manera que si te encuentras en el mismo lugar”, asegura. Aunque no toda la plantilla se encuentra en la oficina a lo largo de la jornada, añade que siempre se intenta reunir con ellos cada día, a la hora de comer.
También aplica esta idea de compartir despacho a sus viajes de trabajo, que suele realizar en compañía de otros usuarios de BlaBlaCar: “Pienso que es una experiencia muy interesante, porque me permite entrar en contacto con personas cuyas biografía, educación y edad son distintas a la mía. Me ayuda a tener en cuenta otros puntos de vista”.
Sin embargo, liderar este proyecto requiere sacrificios. “Dedico a la compañía diez horas de media al día. Es mucho tiempo sin la familia y los amigos”, asegura Rosso que, con el tiempo ha aprendido a equilibrar su vida familiar con el negocio: “Mi mujer y yo tenemos una caja de desconexión. Allí dejamos los móviles apagados nada más llegar a casa. Es duro porque siempre hay algún mensaje que contestar, aunque después de unos días te das cuenta que dejar de pensar en la empresa es sano”.