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Sube la presión sobre el BCE para que cumpla expectativas

El Ibex revalida los máximos de tres años y se coloca sobre los 10.700

Vista del panel de la Bolsa de Madrid.
Vista del panel de la Bolsa de Madrid.EFE

Las Bolsas europeas han conseguido prolongar el tono alcista de ayer, ya con las plazas de Londres y Nueva York abiertas, y el Ibex ha renovado su máximo anual y continúa recuperando niveles de hace tres años. Ha cerrado en los 10.714,2 puntos, tras una leve alza del 0,25%.

Los inversores están mandado su particular mensaje de cara a la reunión del próximo día 5 de junio del BCE, verdadero sostén de los pequeños avances que van sumando los mercados bursátiles. Si ayer no reaccionaron con disgusto a un resultado de las elecciones al parlamento Europeo muy poco favorable al proceso de integración –en la confianza también de que una gran coalición entre conservadores y socialdemócratas logrará frenar la fuerte oleada de euroescepticismo- fue porque todos los ojos están puestos sobre Mario Draghi.

El propio presidente del BCE se ha encargado de sembrar la expectativa de que la institución tomará medidas para apuntalar la frágil recuperación económica y combatir el peligro de deflación en la zona euro. Y fue el propio Draghi quien también señaló la reunión de junio como momento para tomar decisiones. Los inversores le toman la palabra y, a medida que se acerca la fecha, alimentan en mayor grado la expectativa de que el BCE volverá a actuar. En esta ocasión con una nueva rebaja de tipos de interés, de unos 15 puntos básicos, con un recorte a tasas negativas de la facilidad de depósito y quizá también con una nueva inyección de liquidez, a modo de LTRO, aunque en esta ocasión muy enfocada a la reactivación del crédito a empresas y particulares, gran asignatura pendiente de la política del BCE.

La activación de un programa de compra de activos al estilo del Banco de Inglaterra o la Reserva Federal se haría esperar hasta el otoño, y siempre y cuando se confirmaran unas expectativas de baja inflación capaces de amenazar con deflación y con hacer descarrilar la recuperación.

Con la expectativa de que el BCE cumpla, el Ibex ha logrado renovar sus máximos anuales, en los 10.714,2 en una jornada de ligeros avances para el conjunto de las Bolsas europeas. Los datos macroeconómicos que ha publicado Estados Unidos también han contribuido a las alzas. La confianza del consumidor de mayo subió a 83 desde el nivel de 81,7 anterior, en línea con lo esperado. Los precios de la vivienda aumentaron en marzo el 1,2%, el doble de lo esperado, mientras que los pedidos duraderos registraron una fuerte subida en abril del 0,8%, frente a una caída esperada del 0,5%. Todo ello ayudó a que Wall Street regresara a la actividad con subidas que sirvieron para apuntalar nuevos máximos en Europa.

El Ibex ha conquistado los 10.700 puntos, al cerrar en los 10.714,2, y revalida máximos de hace tres años, aún lejos en cualquier caso de los máximos históricos de 15.945,7 logrados en noviembre de 2007. “El escenario de fondo para la Bolsa es positivo porque es de recuperación económica, sobre todo si se cumple la premisa de recuperación de los resultados empresariales, que se verán con claridad en Europa en 2015 y 2016”, explica Miguel Castells, director de inversiones de Finanduero. Para el más corto plazo, la palabra la tiene Mario Draghi, del que los inversores esperan adopte las medidas que ha sugerido. “El mercado está metiendo presión y podemos ver momentos de volatilidad tras la reunión del BCE”, advierte Castells.

La subida del Ibex se ha apoyado en el alza de los bancos medianos, con ganancias del 2% para Popular y Bankinter, que se han hecho eco del repunte superior al 6% logrado por el portugués Espirito santo después de que se haya conocido el éxito de su ampliación de capital.

La rentabilidad del bono español a diez años vuelve a descender hasta el 2,85%, con la prima de riesgo en los 146 puntos básicos. Después de cierta tensión previa a las elecciones europeas, los inversores han retomado el guión escrito con anterioridad para la deuda soberana, a la que beneficia la elevada liquidez existente en el mercado, la baja inflación y, sobre todo, la expectativa de las medidas que pueda tomar el BCE.

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