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Columna
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El fuego cruzado del ciberespionaje

La acusación realizada la semana pasada por Estados Unidos a cinco oficiales del ejército chino como presuntos espías cibernéticos ha provocado una reacción contra sus empresas. El arma de China es cerrarles las puertas a un crecimiento futuro.

El gigante asiático respondió con una velocidad previsible después de que la Oficina Federal de Investigaciones, pusiera a los hackers en su lista de “los más buscados”. El gigante asiático planea examinar a los proveedores de tecnologías de la información extranjeros en nombre de la seguridad nacional. Las empresas que no superen los controles de seguridad podrían estar en la lista negra de productos y servicios. Los medios estatales informaron de que las autoridades también prohibirían el uso de Windows 8. Mientras tanto, el gobierno está disuadiendo a las compañías estatales de recurrir a consultoras de gestión extranjeras como McKinsey, según el Financial Times.

Es difícil saber la seriedad con la que China hará cumplir esta postura. Aun así, la amenaza es potente. Aunque la Organización Mundial de Comercio prohíbe a sus miembros discriminar las importaciones extranjeras, permite excepciones por la seguridad nacional. Es así como el gobierno de Estados Unidos mantiene fuera a empresas chinas de equipos de telecomunicaciones como Huawei y ZTE.

Los pocos grupos occidentales que informan de sus cifras de ventas en China sugieren que los datos son limitados.

Sin embargo, la amenaza de que China podría congelar el auge del comercio electrónico de las compañías estadounidenses es potente. Las ventas en el gigante asiático ya caen en empresas como IBM y Cisco, lo cual eleva el riesgo de que se pierda una fuente clave de crecimiento para el futuro. El gigante asiático alimentará aproximadamente una cuarta parte del crecimiento mundial en equipos de redes para 2018, según Ovum. Las repercusiones de la cadena de espionaje podrían arrebatarles rendimientos futuros.

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