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Había rechazado su oferta por 85.146 millones

Pfizer se rinde: renuncia a comprar la británica AstraZeneca

Sede de Pfizer en Nueva York.
Sede de Pfizer en Nueva York. REUTERS

La farmacéutica estadounidense Pfizer anunció hoy su decisión de abandonar sus planes para comprar AstraZeneca después de que ésta rechazara su última oferta que valoraba la firma británica en 69.000 millones de libras (unos 116.000 millones de dólares).

"El 18 de mayo hicimos nuestra última oferta por AstraZeneca y después de que su junta directiva la rechazase, Pfizer anuncia que ya no tiene intención de hacer una nueva propuesta”, dijo la firma farmacéutica de Nueva Jersey.

La multinacional añadió que sigue creyendo que su última propuesta es “contundente” y representa el “valor total” de AstraZeneca, según destacó en un comunicado el presidente y consejero delegado de Pfizer, Ian Read.

cumplía el plazo para que la farmacéutica AstraZeneca aceptara la oferta de compra o al menos, consintiera en negociar una fusión con el gigante estadounidense Pfizer. Una fecha clave que, al pasar sin que la británica de su brazo a torcer, marca un hito en la historia: frustra la que iba a ser la mayor operación en la industria farmacéutica del siglo XXI, sólo superada por la adquisición, también por parte de Pfizer, de Warner Lambert en 1999, por 111.000 millones de dólares (más de 80.000 millones de euros), cantidad no superada hasta ahora. La primera farmacéutica del mundo ofrecía ahora 55 libras por acción, lo que suponía valorar la compañía en 85.000 millones de euros

Cuarteles de invierno

Pfizer volverá entonces a sus cuarteles de invierno a rumiar las salidas posibles a partir de aquí. La estadounidense comunicó, cuando incrementó su oferta por tercera vez el pasado 18 de mayo, que no tenía intención de lanzar una opa hostil sobre su rival británica. La farmacéutica estadounidense compañía afirmó además que solo seguiría adelante si cuenta con el apoyo del consejo de administración. Desde Pfizer, además, se animó a los accionistas de AstraZeneca a que instaran al consejo a iniciar un proceso de negociación, cosa que, de momento, no ha ocurrido.

Si bien siempre puede cambiar de opinión, el rechazo y la desconfianza que ha provocado su aproximación en el consejo de AstraZeneca y en distintos sectores británicos ponen en duda que tuviera éxito. Un resultado incierto para una operación muy arriesgada en este contexto.

Varias cosas disgustaban a la británica respecto de la consecución de la operación. Por un lado, el precio. Según dijeron los responsables del consejo, no recomendarían a sus accionistas ninguna puja por debajo de las 58 libras por acción.

Las acciones de la británica están ahora bastante lejos de esta cantidad: alrededor de las 43 libras. El mercado sí había saludado con interés la aproximación de Pfizer a la compañía con una revalorización del 18% desde el 26 de abril, día en que la estadounidense confirmó su interés. Sin embargo, los títulos se desplomaron de nuevo tras el tercer rechazo. El consejo tiene ahora el reto de alcanzar un valor similar para los títulos del que hubieran logrado sus accionistas de aceptar la compra, de modo que el proyecto de trabajo en solitario que el consejo pretende defender se mantenga en pie.

Además, AstraZeneca rechaza el puro enfoque fiscal que subyace en la inversión de la compañía estadounidense, a la que esta adquisición le evitaría repatriar gran parte de la liquidez que atesora y ahorrarse así el pago de los correspondientes impuestos. Este detalle, junto con la excesiva proporción de oferta consistente en el abono de acciones de la propia Pfizer, les hacen desconfiar de la propuesta.

Entienden que tiene un objetivo puramente financiero y que no da garantías de continuidad para sus proyectos de investigación, sus fábricas y sus plantillas. “La oferta de Pfizer diluiría de manera dramática la exposición de nuestros accionistas a nuestra línea de proyectos y supondría riesgos para su cumplimiento, por lo que el consejo no duda en rechazarla”, añadió. AstraZeneca sigue “invirtiendo significativamente en investigación y desarrollo y en producción en Reino Unido, Suecia y EEUU”, ha destacado Leif Johansson, presidente de la compañía británica, a lo largo del proceso. Comparte esta visión con numerosos políticos y científicos británicos, que ven la fusión como una ame

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