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Columna
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Telecompetencia en EE UU

La Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos (FCC, por sus siglas en inglés), considerada en general de bajo perfil, aborda asuntos delicados relacionados con las fusiones, la neutralidad de internet y el espectro inalámbrico. Resolverlos no será fácil. Los responsables actuales parecen preparados para el desafío.

El presidente Tom Wheeler, antes empresario de las telecomunicaciones, lidera el grupo de tres demócratas y dos republicanos. Su experiencia como abogados y asesores legislativos, unida a la regulación estatal, debería ayudarles en estas difíciles tareas.

Por un lado, tienen que decidir si la fusión de 45.000 millones de dólares del grupo de comunicación Comcast con Time Warner Cable sirve a los intereses públicos. Los miembros de la comisión también deben determinar la cantidad de espectro inalámbrico que operadores de la talla de AT&T y Verizon pueden comprar, así como lograr un acuerdo para dar a los proveedores de contenidos un acceso a internet equitativo y encontrar la manera de liberar espectro de radiodifusión televisiva para otros usos.

La tarea se complica por la economía fundamental de la industria. Las compañías de comunicaciones ofrecen grandes y crecientes rentabilidades a escala. Las grandes empresas tienen dinero para construir redes complejas y eficientes con rapidez, pero también pueden volverse perezosas y actuar como monopolistas. Los miembros republicanos en general, prefieren promover el desarrollo dando a las empresas vía libre, mientras que los demócratas tienden a fomentar la competencia con, por ejemplo, una limitación de la propiedad del espectro y obligando a la neutralidad de la red.

Esta propuesta permitiría a las empresas de banda ancha pagar más por mover algunos datos más rápido, pero daría a la Comisión el poder de revocar cualquier acuerdo que no vaya en pro del interés de los consumidores.

Han hecho falta meses de revisiones para llegar hasta aquí, y quedan ajustes en camino. Eso demuestra pragmatismo más que debilidad, pero la FCC tendrá que poner los pies en el suelo alguna vez, y no podrá evitar pisar a unos cuantos.

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