El euro se coloca en máximos de 2011 y presiona a Draghi a mover ficha
El dato de inflación de la eurozona en el mes de abril (0,7%) aleja de manera temporal el fantasma de la deflación y con ello la posibilidad de que Mario Draghi anuncie en la reunión de hoy jueves algún cambio en su política monetaria. Después de que en la pasada cita del BCE el banquero italiano asegurase que la institución estaba dispuesta a emplear las medidas que fueran necesarias (convencionales o no convencionales) para afianzar la recuperación, las expectativas de que en mayo se anuncie alguna de ellas son nulas.
De momento, la evolución de los precios, aunque débil, permanece estable y la recuperación paso a paso va dando sus frutos. Con este escenario de calma relativa no existe una urgencia para que el BCE mueva ficha y los expertos aplazan a junio o quizás a la vuelta del verano la fecha en que Draghi adopte de alguna medida que contribuya a abrir el grifo del crédito, en especial una compra de activos.
No obstante, que no se tome ninguna medida este mes no significa que los riesgos hayan desaparecido del todo. Si en marzo la baja tasa de inflación (0,5%) era la principal amenaza, ahora algunos expertos alertan de los peligros que pueden traer implícitos los actuales tipos de cambio. Miguel Ángel Paz, de Unicorp Patrimonios señala que un euro fuerte es incluso más peligroso en un entorno como el actual en el que la demanda interna aún no ha terminado de recuperarse. “La competitividad que hemos ganado con las rebajas salariales podría ponerse en entredicho por la fortaleza de nuestra moneda, sobre todo frente a mercados emergentes”, recalca. Por su parte, José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España considera que el alza de la divisa también puede pasar factura a la entrada de capitales y dañar la balanza comercial de la eurozona. Y es que tal y como apunta Paz aproximadamente “más del 50% de las ventas de las empresas del Eurostoxx proceden de fuera de la zona euro”. Asimismo, Daniel Pingarrón, de IG Markets, indica que existe una correlación entre la divisa y la inflación ya que un euro fuerte “genera deflación adicional”.
La escalada que registra el euro en los últimos meses le ha llevado a situarse en niveles de octubre de 2011. Aunque las cotas actuales parecen poco razonables, algunos analistas ven el vaso medio lleno y creen que mientras no se sobrepasen los niveles de 1,45 dólares la situación no sería crítica y por tanto el BCE no se vería abocado a efectuar movimiento alguno. En lo que sí parecen coincidir los analistas es en la idea de que, tarde o temprano, el tipo de cambio deberá tomarse un respiro. Si se atiende a los datos macroeconómicos que se han publicado hasta la fecha, lo lógico según Victoria Torre, responsable de análisis y producto de Self Bank es que el euro bajara a 1,3 dólares. Sin embargo, mientras EE UU continúe con los tipos en mínimos históricos es de espera que el euro siga ganando la partida a la divisa estadounidense y tal y como asegura Jaime Díaz, de XTB, “solo cuando el tipo de cambio perjudique notablemente a las exportaciones o la deflación se haga patente, el BCE giraría su política monetaria”. Díaz justifica la inactividad de Draghi en la idea de que las medidas adoptadas hasta la fecha por los bancos centrales ya sean bajada de tipos, inyecciones de liquidez o compra de bonos “se han perdido en los mercados financieros en vez de llegar a la economía real. Las Bolsas están máximos y los bonos en mínimos pero las economías suben de una manera más lenta”, aclara.
Martínez Campuzano, que tampoco espera ningún cambio hoy, considera que cualquiera de las medidas a adoptar ayudarían a fijar un techo al euro. Pero el tipo de cambio no es la única variable a tener en cuenta. "El BCE debe congujar liquidez, crédito y expectativas de inversión antes de tomar una decisión", matiza.
Desde Cortal Consors, Tomás García opina que a pesar de que la última cita Draghi abrió la puerta a flexibilizar la política monetaria en el escenario actual "no esperamos novedades si bien se mantendrá un discurso más conciliador, no pudiendo descartarse medidas en el medio plazo en el caso de que empeoren las expectativas de inflación".