Barclays aborda su reconversión y pone el cartel de venta en España
Barclays no termina de encontrar su sitio en el mapa bancario internacional y su desubicación va a tener un efecto directo sobre su actividad en España, para la que ya se ha puesto el cartel de venta. El consejero delegado del grupo, Antony Jenkins, presentó ayer en Londres el nuevo plan estratégico, que revisa el anunciado en febrero del pasado año y que es el segundo que presenta el ejecutivo desde que llegara al cargo en 2012, después de la traumática salida de Diamond por el escándalo de manipulación de líbor.
Seis años después de que buena parte de la banca británica y de los gigantes mundiales de la banca de inversión abordaran de frente el impacto de la crisis financiera internacional, Barclays ha anunciado la creación de una división específica con activos por 115.000 millones de libras (140.000 millones de euros, casi el triple del tamaño actual de Sareb), al que destinará los negocios que ya no considera estratégicos por su escasa rentabilidad y que no son otros que parte del área de banca de inversión – que supondrá el grueso de ese banco malo con activos por 110.000 millones de euros– el conjunto de la banca minorista en Europa –por activos de 19.500 millones de euros–, y donde se incluye la actividad en España, Portugal, Italia y Francia.
Barclays está presente en España desde hace 40 años, si bien fue en 2003 cuando modificó en profundidad su perfil de negocio en el país con la compra de Banco Zaragozano, que impuso un enfoque más dirigido hacia la banca minorista. Tras el pinchazo inmobiliario, la entidad emprendió el camino inversión, de regresar al negocio inicial con clientes de rentas altas y a la banca de inversión, realizando importantes provisiones del riesgo con promotores que minaron la cuenta de resultados. La decisión del grupo anunciada ayer es por tanto el desenlace a una situación de incertidumbre que se agravó recientemente primero con la marcha el pasado enero de Jaime Echegoyen como consejero delegado del grupo y dos meses después, con la renuncia de Pedro Fernández de Santaella, un histórico del banco en España y máximo responsable de banca de inversión.
Fuentes oficiales de Barclays reconocían ayer desde Londres que el banco estudia “detenidamente” su salida de la banca minorista de España, con lo que se confirma lo que ya era un secreto a voces en el sector. Barclays defiende que su división de banca comercial en España “es un buen negocio y apreciado”, pero “no encaja en el nuevo plan estratégico”. A cierre de 2013, perdió en España 253 millones de euros, después de provisiones por 291 millones. La española es la división de banca minorista europea más grande del grupo, con un volumen de activos por 22.600 millones de euros, 600.000 clientes y 250.000 titulares de tarjetas.
“No vamos a precipitarnos en la venta del negocio español, sino que buscaremos una salida mutuamente beneficiosa”, afirmó la entidad, que aún no habría entablado negociaciones en firme para la venta de su división española. En la actualidad, Barclays cuenta en España con una red de 271 oficinas y con una plantilla de unos 2.800 empleados, de los que 2.200 corresponden a la banca minorista. El pasado año, Barclays ya realizó en España un ajuste de 890 empleos y el cierre de 160 oficinas que, sin embargo, no ha servido para dar encaje a la división en el grupo, que sí mantendrá su actividad en banca de inversión. Solo Deutsche sobrevive ya en el negocio de banca comercial en España, después de que Citi anunciara recientemente que vende su división de tarjetas a Popular.
El nuevo plan estratégico de Barclays incluye un duro ajuste de plantilla por un total de 19.000 empleos hasta 2016, desde los 12.000 que se anunciaron el pasado febrero y a los que se suman 7.000 recortes en banca de inversión. Este área es el que más ha castigado los últimos resultados de Barclays.