El fondo de rescate sale casi indemne de otro juicio
Crimea votó ayer, en un referéndum celebrado bajo vigilancia del Ejército ruso, a favor de someterse a la tutela de Moscú. La UE aprobará hoy con toda probabilidad las primeras sanciones contra el Kremlin por ese intento de anexión mediante una consulta que Bruselas y Washington consideran ilegal. Y la cumbre europea del jueves tiene previsto sellar una alianza política con Ucrania que puede marcar el final de los vínculos históricos de ese país con Moscú.
En medio de tan tremenda sacudida geoestratégica reaparecerá esta semana el debate sobre el rescate del euro, con el Tribunal Constitucional de Alemania una vez más como principal protagonista.
La máxima instancia judicial alemana, con sede en Karlsruhe, dictará mañana martes, a las 10 de la mañana, su esperado veredicto sobre el fondo de rescate de la zona euro (el Mecanismo Europeo de Estabilidad o MEDE).
Salvo sorpresa de última hora, se espera que la sentencia valide la compatibilidad del MEDE con la Constitución alemana. En un dictamen preliminar, los jueces rechazaron la suspensión cautelar del fondo. Y admitieron que “no hay peligro de que la República Federal de Alemania quede a merced de un mecanismo financiero que, sin el consentimiento previo del Bundestag, provoque una carga de consecuencias presupuestarias significantes o inevitables”.
Por si acaso, de todos modos, aquel dictamen estableció que, en ningún caso, la contribución de Berlín al MEDE podrá superar el límite fijado hasta ahora (190.000 millones de euros de un total de 700.000 millones) sin autorización del Parlamento.
La arquitectura del fondo de rescate de la zona euro, por tanto, no parece en peligro y sobrevivirá casi intacta a las demandas presentadas por decenas de ciudadanos alemanes. Pero la letra pequeña del fallo puede limitar tanto la eficacia del fondo como su vínculo potencial con la unión bancaria.
En gran parte, las negociaciones para esa unión están atascadas, precisamente, porque Berlín quiere conocer los detalles de la sentencia del martes sobre el MEDE. La incertidumbre afecta, en concreto, a la creación del fondo de resolución bancaria, una suerte de FROB europeo, pagado por las entidades.
La hucha común tardará casi una década en sumar los 55.000 millones de euros previstos. Y durante ese periodo de transición, algunos países quieren que el MEDE sirva como red de seguridad por si hubiera una emergencia e hiciese falta capital.
Alemania ha insistido en las últimas semanas en que no contempla esa opción. Pero a más largo plazo, y en función de la sentencia de mañana, Berlín podría disponer de mayor margen de maniobra. De momento, el miércoles, con el veredicto ya sobre la mesa, el Parlamento Europeo y el Ecofin (Consejo de Ministros de Economía y Finanzas de la UE) retomarán las negociaciones con el objetivo de pactar el FROB europeo antes de que concluya la legislatura europea en abril.
La sentencia del martes también delimitará la capacidad del MEDE de participar en la recapitalización directa de entidades financieras. En principio, esa posibilidad existe, pero nunca se ha utilizado. La inyección del MEDE en la banca española, por ejemplo, se hizo con cargo a las cuentas del Estado.
Tras los tests de estrés de este año, sin embargo, algunas entidades financieras podrían necesitar fondos, y no se descarta que los proporcione directamente el MEDE. Para el MEDE supondría una nueva vía de actividad, ahora que ese fondo y su precursor (FEEF) se están quedando sin clientes tras el final del rescate de Irlanda (en diciembre de 2013), el inminente de Portugal (en mayo) y la conclusión del rescate a la banca española (en enero). Y un espaldarazo en su vocación por convertirse, con permiso de Karlsruhe, en el embrión de un Fondo Monetario Europeo.