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La impensable actualidad de Checoslovaquia 1968

"La crisis checoslovaca ¿es 'solamente' un profundo corte o un viraje decisivo? Quizá sea pronto para dar una respuesta definitiva.

"En la historia de las catástrofes de la humanidad, siempre se han reconstruido los puentes que se hunden. En algunos lugares, resulta simplemente imposible vivir sin ellos. (...) Parto de la hipótesis de que un día las ruinas provocadas por [la invasión de Checoslovaquia] el 21 de agosto de 1968 también desaparecerán.

Sin embargo, hay dificultades considerables para la reconstrucción. (...) En otras palabras: ¿estamos ante una fase en que los bloques comienzan de nuevo a enrocarse en lugar de perder su cohesión?

El endurecimiento extremo de los bloques no se ha producido (...) Seguimos viviendo en una etapa de transición. Y esta transición se lleva a cabo con un proceso contradictorio que, de todos modos, acabará acercando a las personas del Este y del Oeste.

[En Checoslovaquia] se ha mantenido la orientación europea del país y, sobre todo, la intención, que podemos llamar histórica, de democratizar un Estado comunista.

La Unión soviética ha logrado sus fines estratégicos, pero en el mismo envite ha perdido una gran parte de su capacidad de convicción política. (...) Ha consolidado una posición de fuerza, pero su posición ideológica sale debilitada en todo el mundo.

Occidente se hubiera equivocado si hubiera decido intervenir en este proceso (...) la evolución interna de Checoslovaquia es la que decidirá su futuro. (...) Nadie se ha creído el espectro de la contrarrevolución que los invasores han agitado desde el comienzo de su intervención.

(..) Las fuerzas ocupantes se han visto muy pronto obligadas a reconocer que respondían también a razones geoestratégicas: la situación geográfica de Checoslovaquia en el seno del Pacto de Varsovia hacía que su retirada supusiera una amenaza de muerte para todo el sistema. (...)

Pero esta doctrina provocará un efecto rechazo que seguro que no es del agrado de Moscú: ¡pobre del país que, de una manera o de otra, pase a ser miembro de su familia! Sinceramente, esa doctrina no es un buen reclamo (...).

[Tras la invasión de Checoslovaquia] la evolución de los acontecimientos muestra que el gobierno de Moscú no irá más lejos, que hará todo lo posible para no llegar al final del camino de la violencia.

Al parecer se ha dado cuenta de que no puede dañar sin límite su política internacional (...) sus intereses le obligan a comunicar, no solo a chocar. Es una necesidad de las sociedades industriales, sobre todo, en el terreno científico y económico".

Willy Brandt, en su prólogo a la edición francesa de Friedenspolitik in Europa (Políticas de paz en Europa), 1968. En ese momento, Brandt era ministro de Exteriores de la primera gran coalición de la postguerra entre socialistas y conservadores (con la actual, ya van tres).

(Extraído de Willy Brandt, La Paix en Europe, traducido del alemán al francés por Raymond Albeck, París, Ediciones Albion Michel, 1969).

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