El Banco de España avisó en 2010 de que Caja Madrid perdería 5.000 millones
El Banco de España alertó en diciembre de 2010 a Rodrigo Rato de que Caja Madrid perdería unos 5.000 millones de euros en dos años por el riesgo que tenían todos los créditos que se habían concedido durante la etapa de Miguel Blesa como presidente de la entidad.
Así consta en un informe de inspección fechado el 3 de diciembre de ese año referido a los estados financieros de Caja Madrid entre el 31 de marzo de 2009 y el 30 de septiembre de 2010, y que ha sido aportado a la causa en la que el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu investiga a la cúpula de Caja Madrid por “idear” la emisión de participaciones preferentes.
El supervisor centró su revisión a partir de noviembre de 2009 en los créditos promotores y en la cartera hipotecaria minorista, especialmente en lo relativo a refinanciaciones y adjudicaciones, y hace una estimación del “quebranto potencial” que su política crediticia podía ocasionar a Caja Madrid.
Según el documento, la caja presentaba deficiencias en la “gestión del riesgo de crédito y control interno”, destacando principalmente que no hubo una “adecuada” política de refinanciación a promotores, ya que solo fue una “solución temporal” a los problemas de viabilidad que atravesaban muchos de ellos.
Respecto a los créditos hipotecarios a minoristas, resalta que el ratio de morosidad de Caja Madrid a 30 de junio de 2010 era del 4,6 %, muy por debajo del 7,6 % del mismo periodo del año anterior, cifra que superaba holgadamente la media del sector de bancos y cajas, situada en el 2,7 % y 2,3 %, respectivamente.
“Este diferencial en el ratio de morosidad trae causa de la agresiva política comercial de la caja durante 2004 a 2006, debilidades en la evaluación de la capacidad de pago y políticas de admisión de operaciones que forzaron implícitamente el resultado de la herramienta de scoring”.
La cartera refinanciada en junio de 2010, que ascendía a 5.174 millones, presentaba, según el supervisor, un perfil de riesgo alto, ya que se concentraba en las “añadas más problemáticas” de 2005 a 2007.
También critica los procedimientos y control de la valoración de las garantías reales y sus tasaciones, que las realizaba Tasemadrid, “sociedad que no cumple el requisito de independencia al pertenecer al grupo de la caja”, apreciando asimismo “deficiencias” en las realizadas sobre todo a terrenos y “errores en el reflejo de sus datos en el fichero de garantías”.
Con todo ello pone de manifiesto a la entidad la necesidad de reclasificar como activos dudosos 1.297 millones de euros y como subestándar -es decir, con riesgo de entrar en mora- otros 1.425 millones, lo que implicaba realizar un saneamiento adicional de 577 millones para cubrirlos.
No solo eso, sino que agregaba que, a 30 de septiembre de 2010, quedaba pendiente de contabilizar 223 millones de reclasificaciones como dudosos, otros 225 millones a subestándar y constituir 110 millones de fondos de insolvencias.
De la revisión, el Banco de España identifica “pérdidas esperadas” en un escenario de dos años de 4.983 millones, 3.020 de los cuales ya eran los “acreditados más problemáticos o con mayor probabilidad de manifestarse”.
Su “reconocimiento futuro”, añade, “supondría un nivel elevado de incertidumbre sobre la capacidad de absorción” de las mismas por cuenta de resultados de la caja.
Tras revisar los fondos de comercio de participaciones permanentes y la valoración de una participada clasificada como cartera disponible para la venta, además, el supervisor afirma que se requerían otros 548 millones adicionales para el saneamiento en la cuenta de resultados de la caja.
El supervisor concluía su informe afirmando que el cumplimiento de estos ajustes deberá llevarse a cabo en el marco del proceso de integración de las siete cajas que dieron lugar a Bankia, que comenzaría “su andadura a partir del 31 de enero de 2011”. EFECOM
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