El empleo comienza a despertar
El mes de febrero se ha convertido, en términos de empleo, en una muestra del incipiente cambio de tendencia que se está produciendo en el mercado laboral en España. Tras un 2013 que se cerró con menos parados de los registrados un año antes, el mes que acaba de terminar se ha saldado con más cotizantes que en ese mismo periodo de un año antes –un 0,3% de avance interanual–, un hecho que no sucedía desde el comienzo de la crisis. Ello significa que tras un largo y destemplado invierno laboral, la economía española ha comenzado de nuevo a crear empleo en términos netos. Si tomamos los datos desestacionalizados, el sistema acumula ya seis meses consecutivos de avance de afiliación, con una media de 923 nuevos cotizantes al día. Además, el paro ha caído en febrero por primera vez en siete años.
La explicación de este buen comportamiento del mercado laboral está principalmente en el sector servicios, que ha ejercido de gran tirón de la ocupación en este segundo mes del año. El potente motor que sigue constituyendo la industria turística, el empuje del sector de la educación e incluso el repunte en actividades que habían tocado suelo o casi desaparecido –como la actividad de intermediación inmobiliaria– son los nichos que están detrás de esta todavía frágil mejora.
Los datos conocidos ayer son la prueba de que algo se está moviendo en el mercado de trabajo. Hace apenas dos años hubiese sido impensable un registro mensual como el de este segundo mes del año, dado que la destrucción masiva de puestos de trabajo y la imposibilidad de crear nuevas oportunidades laborales eran la tónica habitual. Como recordaba ayer la ministra Fátima Báñez, febrero parece apuntar a que el mercado laboral “ya se ha dado la vuelta”, pese a que se trata de una mejora todavía incipiente, que deberá consolidarse los próximos meses antes de poder identificarse como un cambio de tendencia estable. Como ocurre en todo proceso de recuperación, este darse la vuelta del empleo puede ir seguido de uno o varios retrocesos, así como de fuertes impulsos en los meses en los que crece el trabajo estacional. Los salarios ajustados y la menor calidad de los contratos ofertados son características también habituales en una economía que inicia lentamente el camino a la recuperación.
Pese a que todo ello es cierto, hay signos preocupantes que conviene atender, como un sector industrial que sigue destruyendo empleo, pese a haber tenido un comportamiento también positivo en febrero. El reto en los próximos meses es consolidar estos primeros brotes del mercado laboral. Un proceso que será lento y debe ir acompasado al crecimiento, dado que sin más actividad empresarial no se puede crear empleo.