Málaga, el pupilo avanzado en la carrera hacia la ‘smart city’
Un proyecto de Endesa logra ahorros energéticos del 25% en 12.500 clientes El sistema genera eficiencia gracias al uso de información detallada sobre el consumo de los usuarios
La ventolera que azotó este fin de semana la ciudad de Málaga no solo dificultó los paseos callejeros de los turistas, llegados de toda la Península para ver la fase final de la Copa del Rey de baloncesto. También sirvió para alimentar los molinos eólicos instalados en las farolas urbanas que alumbran el paseo marítimo Antonio Banderas. El barrio de la Misericordia, el que da a la playa del mismo nombre, es uno de los más eficientes energéticamente de toda Europa: parte de su iluminación pública (más de 200 farolas) se autoabastece con miniaerogeneradores o paneles solares fotovoltaicos, que se activan mediante sensores para exprimir la utilidad de cada vatio; cuenta con puntos de recarga para vehículos eléctricos y tiene 11.000 vecinos (además de 1.200 negocios) conectados a un sistema de optimización de los recursos eléctricos que les ha ayudado a acumular un ahorro energético del 25% en los últimos cuatro años.
Todas estas iniciativas se enmarcan en el proyecto Smartcity Málaga de Endesa, iniciado en 200. Durante los últimos cuatro años la empresa ha convertido este barrio malagueño en un laboratorio real de implantación de las smart grids. Es decir, redes eléctricas flexibles y automatizadas que incluyen control centralizado, diagnóstico, reparación y gestión remoto de contadores.
Un programa pionero en Europa
Los resultados obtenidos por el proyecto Smartcity Málaga y los 31 millones de euros invertidos en él le sitúan como uno de los programas más importantes del mundo en el campo de la eficiencia energética. En Europa no hay otra ciudad con un despliegue tan grande (abarca una zona de cuatro kilómetros cuadrados) de cableado PLC, capaz de transportar energía y datos a través de un mismo tendido. Solo le superan desarrollos parecidos en Dubái (Emiratos Árabes Unidos), Boulder (Colorado, EE UU) y Columbus (Ohio, EE UU).
La iniciativa de Endesa, que ha generado un ahorro energético del 25%, supera los retos inicialmente establecidos: los de la llamada agenda 20-20-20 (conseguir reducir para 2020 un 20% los gasees de efecto invernadero respecto a los niveles de 1990, ahorrar un 20% de energía y conseguir que un 20% de la que se genere salga de fuentes renovables).
La compañía eléctrica controlada por Enel tiene proyectos de smart city en Barcelona y El Hierro.
“Si se tiene la posibilidad de recopilar información sobre los usos y costumbres de los clientes en tiempo real y se gestiona de forma apropiada, podemos optimizar el uso de la energía”, resume Susana Carillo, directora de Smartgrids de Endesa. Y así se ha hecho en el barrio de la Misericordia, aunque para ello ha hecho falta realizar un importante despliegue de infraestructuras. Se ha instalado en las viviendas contadores de última generación, que permiten conocer online y al segundo los consumos del domicilio. Toda esa información, a su vez, fluye por 40 km de cableado (PLC, o power line communications) capaz no solo de llevar la energía hasta destino, sino de transmitir datos. El sistema debe ser canalizado además a través de 72 puntos de transformación que cuentan con dispositivos inteligentes de gestión de la energía.
El proyecto, que ha costado 31 millones de euros, financiados por la UE (FEDER) y por Endesa (junto a las 12 empresas y 14 centros de investigación que también han participado en el programa), está funcionando. El Ayuntamiento se está teniendo ahorros del 65% en los puntos de alumbrado público sometidos a la iniciativa. La smart grid detecta también en qué puntos de la red pierde energía debido al mal estado del cableado, de los dispositivos o maquinaria, etc.
Desde el punto de vista del consumidor, los beneficios son tanto o más claros. Sirve, fundamentalmente, para aplanar la curva de gasto de las viviendas. Las que se han ofrecido voluntarias para participar en el proyecto (10.000) pueden acceder desde su teléfono a gráficas detalladas de su consumo. Incluso saber qué dispositivos o electrodomésticos son los que más gastan, y cuando. “Una impresora en stand-by puede costar un euro al año. Eso puede suponer unos 40 o 50 euros anuales para una vivienda. Pero imagínese los costes en unas oficinas o un hotel”, apunta Carillo.
Según el Libro blanco de la smart city, en el que Endesa publica los resultados obtenidos por su proyecto hasta la fecha, el 42% de los usuarios que han hecho de conejillos de Indias han reducido en más del 10% su consumo gracias a toda esa información.
Algunas cifras
31 millones de euros ha costado la implantación del proyecto de ‘smart grid’, iniciado en 2009.
4.500 millones de toneladas de CO2 se han dejado de emitir gracias al sistema, una reducción del 20%.
50 euros puede ahorrarse un hogar al año si apaga los pilotos de ‘stand-by’ de los electrodomésticos.
La instalación masiva de contadores de última generación (Endesa ha puesto ya más de cuatro millones en el país) abre la puerta, además, a la comercialización de tarifas mucho más adecuadas al uso de cada cliente. “Aportar la energía que necesita el usuario en cada momento en vez de que tenga toda la potencia disponible durante las 24 horas va a ser el gran cambio en la distribución de la energía”, opina Carillo.
La implantación del proyecto liderado por Endesa, un auténtico banco de pruebas para su posterior desarrollo en otras ciudades, ha tenido también un efecto llamada para otras iniciativas relacionadas con las smart cities, como Green eMotion y Zem2All (relacionados con la movilidad eléctrica). Queda trabajo por hacer, pero Málaga ya se sitúa como un alumno aventajado en la carrera hacia las ciudades inteligentes.
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