Un problema no tan grave
El reciente descenso de la tasa de desempleo de Estados Unidos al 6,7% se debe a la baja población activa. Volver al nivel de fuerza laboral de 2006 significaría que habría ocho millones de demandantes de empleo más. Pero según Breakingviews, eso exagera dramáticamente el problema.
La cifra de los titulares –la proporción de estadounidenses que trabajan o buscan empleo– se ha reducido desde el 66% previo a la crisis financiera de 2008 a lo que parece un alarmante 62,8% en diciembre, según la Oficina de Estadísticas Laborales.
La imagen real es menos grave. Por un lado, el aumento de la proporción de las personas de entre 18 y 24 años que se encuentran en la educación superior, según los datos de la Oficina del Censo, ha reducido la participación en la población activa. La mayoría de los políticos y economistas no querrían que eso desapareciera. Incluso si sucediera, no tendría el impacto de hace ocho años, porque el envejecimiento de la población significa que ese séquito es menos significativo. Hoy en día, se sumarían alrededor de 1,3 millones de personas al número de posibles trabajadores.
El aumento en el número de los que cursan educación superior ha reducido el número de la población activa
El aumento en la proporción de la población de entre 25 y 64 años con alguna minusvalía también ha reducido la tasa de participación. Puede que haya un mayor afán por revertir esto, desde el actual 5% más o menos a alrededor del 4%. Eso significaría otros 1,5 millones de solicitantes de empleo.
Mientras tanto, sin embargo, la generación baby boomer ha estado trabajando más duro de lo normal en la jubilación.
Ajustando estos tres puntos, la población activa se elevaría solo al 63,5%. Si no se pudieran encontrar más puestos de trabajo, eso implicaría una tasa de desempleo del 7,7%.
Sean cuales sean las causas, la participación reducida es problemática, ya que significa una proporción menor de la población preparada para contribuir a la actividad económica que deben apoyar todos. Sin embargo, las cifras sugieren que es más una cuestión demográfica que económica.