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Hoy vence la línea de crédito que mantiene con los fondos

Codere, abocada al concurso ante la falta de acuerdo con los bonistas

Gema Escribano

Nueva vuelta de tuerca a la complicada situación financiera de Codere. La compañía, que el pasado día 15 entró en impago efectivo después de anunciar que dejaba de pagar los intereses a sus bonistas, da un paso más allá y vuelve a incumplir sus obligaciones financieras. La empresa tendría que haber desembolsado hoy los 127,1 millones de la línea de crédito sénior que mantenía con los fondos GSO y Canyon. La prórroga concedida por los fondos finalizaba hoy y aunque existía la posibilidad de aplazar el vencimiento hasta el 15 de abril era necesario que empresa y al menos el 50% de los bonistas llegaran un acuerdo sobre el plan de reestructuración.

El pacto in extremis entre la compañía y los tenedores de deuda se ha visto truncado y ahora Codere se aproxima a engrosar la lista de compañías que en los últimos tiempos han caído en el concurso de acreedores.

El principal punto de desencuentro ha sido la condición impuesta por los bonistas de canjear deuda por capital, tal y como indican fuentes próximas a la negociación. Sobre la mesa existían hasta nueve propuestas, cinco de ellas planteadas por los representantes de los bonistas y las cuatro restantes por la compañía, pero ninguna ha llegado a buen puerto.

La opción defendida por los tenedores de deuda, agrupados bajo la firma Houlihan Lokey, consiste en la inyección de hasta 400 millones de euros en concepto de liquidez, frente a los 500 millones que les llegó a solicitar la empresa, según fuentes cercanas al proceso. Este dinero le permitiría hacer frente a sus compromisos más inmediatos. Los primeros 200 millones, tal y como recoge el folleto de la propuesta, sería una línea de crédito con la que podrían pagar los 127 millones que tienen comprometidos con los fondos. El resto de la cantidad se destinaría suscribir una ampliación de capital que permitiría a los acreedores a quedarse con el 80% de la compañía, es decir, se convertirían en los nuevos dueños de Codere. A todo ello habría que sumarle la quita que estarían dispuestos a aceptar los bonistas que rondaría a los 350 millones.

La familia Martínez Sampendro, hasta la fecha propietaria del 68,5% del capital, pasaría a ostentar el 15% y el 20% del capital aunque seguirían manteniendo la gestión del negocio. Fuentes próximas a la compañía califican esta medida de mera concesión formal que además de no ser aceptada por los actuales dueños, supone reducir a la mínima expresión la participación de los minoristas.

Por su parte, la línea que defiende la compañía pasa por un aplazamiento de tres años de los intereses de la deuda sin perder un ápice del control. Con esta moratoria Codere considera que el negocio de la empresa seguiría siendo viable.

La falta de acuerdo pondría a la compañía contra la espada y la pared. Las alternativas que quedarían serían solicitar el concurso o proseguir con las negociaciones. En el caso de liquidación los bonistas serían los primeros en recibir el dinero procedente de su venta según el orden de prelación de acreedores.

Los bonistas califican su propuesta de generosa. Su objetivo es sacar a flote a la compañía para lo cual condonan parte de la deuda y dejan a los actuales gestores al frente pues como ellos reconocen los que conocen a la perfección el funcionamiento del negocio y del sector.

La compañía, en preconcurso desde el 2 de enero, vale en Bolsa 56,7 millones de euros, según datos de Bloomberg. Esta cantidad parece insignificante al lado de los 1.300 millones de deuda que acumula, 1.000 millones solo con los bonistas. Algunas voces creen que la estrategia defendida por la compañía y que se ha basado en apuntar con el dedo a los fondos buitre como los principales culpables de su asfixia financiera no ha sido más que una cortina de humo, pues el verdadero problema lo mantienen con los bonistas.

Se dispara un 49% en Bolsa en lo que va de año

La realidad que vive Codere nada tiene que ver con su comportamiento en Bolsa. Mientras la compañía se aproxima paso a paso al concurso, en lo que va de año acumula una revalorización superior al 49%. La CNMV recordó en enero que sobrepasar el 30% de la compañía obliga a lanzar una opa.

Ayer la compañía llegó a subir hasta un 15%, sin embargo, conforme transcurría la sesión y ante la falta de acuerdo las alzas se ha moderado y la Codere concluyó la jornada un ascenso del 4% gasta los 1,03 euros por acción. Sus fundamentales de no justifican estos incrementos y así lo hacen ver las recomendaciones de los analistas. El 86% de los expertos aconseja vender frente al 14% que se decanta por mantener.

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Sobre la firma

Gema Escribano
Periodista económica, con 13 años de experiencia como redactora. Formó parte de la web de Cinco Días desde 2010 hasta 2017 cuando pasó a integrar la sección de Mercados. Especializada en información bursátil y mercado de deuda. Estudió periodismo en Universidad Carlos III.

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