“Los ingenieros deben buscar trabajo fuera”
Andrés Serrano, director general de Structuralia, empresa líder en formación, recomienda a los ingenieros capear la crisis saliendo al exterior
Tenemos un colectivo de ingenieros muy preparados, que no nos hacen falta en España en este momento. Las oportunidades se tienen que buscar directamente en el extranjero, desde allí”. Andrés Serrano, director general de Structuralia, una compañía fundada en 2001 que ahora forma parte del grupo Kaplan y es líder en formación de ingenieros profesionales y de empresas de ingeniería, lo afirma con cautela, pero también con convicción. Con chaqueta gris y corbata roja, este ingeniero de caminos de 39 años mira una reproducción de la célebre fotografía Almuerzo sobre un rascacielos, que cuelga de una de las paredes de su despacho. En ella, se ven 11 obreros sentados en una viga de acero suspendida en el cielo neoyorquino. “Desprende buen ambiente en un entorno laboral, por eso la escogí”.
Pregunta. ¿Cómo han cambiado las necesidades formativas en estos años?
Respuesta. Asistimos a una verdadera reconversión del ingeniero, debido a la internacionalización de las constructoras españolas. Antes, el perfil clásico era el de jefe de obra, es decir responsable de la construcción. Ahora, se necesitan directores de grandes proyectos internacionales llave en mano, especialistas en obras complejas, que se hagan responsables, no solo de la construcción, sino también del proyecto y de la explotación. Además, los contratos internacionales hacen caer casi toda la responsabilidad sobre el contratista. Por ello, formamos en project finance, en gestión de contratos, de riesgos, de concesiones y de infraestructuras, entre otras cosas.
P. ¿Se notan indicios de mejora en el sector de la ingeniería en España?
El conflicto sobre el Canal de Panamá no afecta para nada a la ingeniería española
R. La recuperación va con bastante retraso en todos los sectores que necesitan muchas inversiones, como este. La construcción en España está a un nivel tan bajo, que una solución no se vislumbra todavía. Lo que va a haber, fundamentalmente, es gasto de la Administración pública en mantenimiento, rehabilitación, inspección, explotación de infraestructuras. En esto puede reconvertirse un ingeniero. O irse al extranjero.
P. ¿Cuántos ingenieros de caminos trabajan fuera?
R. Solo un 12%, mientras la facturación de las empresas españolas en el extranjero es un 70-80%. Otro 12% está en el paro.
P. ¿Qué diría a un ingeniero para que pueda salir de apuros?
R. Si me quedara sin trabajo y no tuviera problemas familiares, me iría ahora mismo a Santiago de Chile o a México DF, me especializaría y empezaría a llamar a las puertas ahí. Pero ya desde allí, porque las empresas españolas tienen en sus plantillas a muchos ingenieros desocupados y les enviaría a ellos. Pueden también surgir oportunidades en subcontratistas de compañías españolas. No es fácil, pero este es el camino.
P. ¿Cómo ha podido afectar el conflicto sobre el Canal de Panamá a la ingeniería española?
R. No le afecta en absoluto, todo lo contrario. El problema no es de solvencia técnica por parte de Sacyr, sino quién tiene que asumir responsabilidades en vicisitudes técnicas que son imprevisibles. Claro, podemos equivocarnos, pero porque hacemos mucho, estamos en todos los grandes proyectos a nivel mundial. Esto es lo que importa.
Entre debilidades y barreras
Debido a la crisis que ha golpeado el sector de la construcción española, el director general de Structuralia, Andrés Serrano, afirma que muchos ingenieros de caminos están dispuestos ahora “a cobrar un sueldo muy inferior” al que recibían antes. Y a salir de España.
Si quieren intentar su suerte fuera de las fronteras nacionales, estos profesionales tendrían que fijarse en todos los mercados donde las constructoras españolas tienen éxito, es decir Rusia, Reino Unido, EE UU, Canadá, Perú, Chile, Colombia, México, India, Australia, Nueva Zelanda, Turquía y países de Oriente Medio. En lo que a sectores se refiere, el ferroviario (alta velocidad, mercancías, metro normal o ligero), autopistas, hospitales e infraestructuras con equipamientos complejos “representan juntos el 80% de la ingeniería española a nivel mundial”, afirma Serrano.
Los problemas a los que tienen que enfrentarse no son pocos. El primero, el idioma, sobre todo el inglés: “En eso, no somos potentes”, admite el director de Structuralia. “En segundo lugar, el proteccionismo de unos mercados, por ejemplo el de Brasil”. Además, “el ingeniero local conoce mejor la normativa, la cultura empresarial, los proveedores, el tipo de cliente y las peculiaridades técnicas de su propio país”.
La barrera quizá más difícil de superar es que a un ingeniero español todavía no se le reconoce internacionalmente el título de máster, según el plan Bolonia, lo que representa un serio problema a la hora de firmar un contrato público en el extranjero. “Hay pocos avances en este tema, porque hay intereses opuestos entre ingenieros técnicos, que quieren ser grado, e ingenieros superiores, que quieren ser máster. Satisfacer a ambos es imposible”.