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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Consenso sobre la recuperación

Las previsiones de crecimiento adelantadas ayer por el Fondo Monetario Internacional (FMI) –que forman parte del informe de perspectivas para la economía mundial que se publicará en primavera– suponen un respaldo a las cifras que maneja el Gobierno. El organismo internacional apunta un crecimiento del 0,6% en España en 2014, en contraste con su último pronóstico de octubre, que calculaba el repunte en solo un 0,2%. El pronóstico constituye uno de los mayores incrementos que el FMI otorga en sus previsiones, solo por detrás de Reino Unido –a quien se adjudica un aumento de seis décimas– y de Japón. Además de la predicción para el nuevo año, el organismo que lidera Christine Lagarde mejora el cierre de la economía española en 2013, cuyos datos oficiales están aún por confirmar, y lo cifra en una caída del 1,2%, alineado con las últimas previsiones que maneja el Gobierno.

Más allá de que los números coincidan en mayor o menor medida, las cifras corregidas del FMI sobre la evolución de la economía en 2014 sitúan este año como el ejercicio en el que España impulsará su recuperación. Pese a que a la hora de concretar la cuantía de ese repunte el consenso se debilita –0,7% para el Gobierno; 0,6% para el FMI y 0,9% para el panel de expertos de Funcas, entre otros–, hay unanimidad en cuanto a que España y Europa se hallan ahora mismo situadas ante un punto de inflexión que abre una nueva etapa.

Ello no significa dar a entender que todos los problemas que arrastra la economía española vayan a resolverse de forma inmediata. Un cambio de ciclo tras una crisis tan larga como la que hemos atravesado a lo largo de estos últimos años equivale a una posguerra en materia económica. Y como todo periodo de posguerra, es necesario realizar un esfuerzo profundo y sostenido en el tiempo para reconstruir mucho de lo destruido y para sentar las bases de nuevos proyectos.

Los millones de españoles que han perdido sus empleos y los cientos de miles de empresas que han desaparecido desde 2008 no se recuperarán de la noche a la mañana por muy enérgico que sea el repunte de la actividad. La buena evolución en algunas variables que se ha registrado en los últimos meses constituye la prueba de que las reformas coyunturales y el esfuerzo que España ha realizado hasta el momento comienzan a dar sus frutos. Pero tanto las reformas como ese esfuerzo deben continuar para multiplicar los frutos. Hay todavía muchos frentes abiertos en el camino hacia la recuperación. Las disfunciones que aquejan al mercado del crédito, la atonía de la demanda interna y la ingente masa de desempleados son los más evidentes. Pero por delante queda todavía, entre otros, el reto de reactivar en su conjunto la economía española.

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