Comprometedora liberación
La liberación del antiguo consejero delegado de Tyco, Dennis Kozlowski, pone a los fiscales estadounidenses en un compromiso. Tras más de ocho años, el rey de la cortina de ducha de los 6.000 dólares ha pagado sus deudas. Pero los peces gordos de Wall Street no. En su lugar, sus empresas han sido sancionadas, a un alto coste para los inversores y el personal. Acuerdos lucrativos y pruebas imprecisas no alivian las dudas sobre la actuación del gobierno.
Perseguir a Kozlowski en lugar de a Tyco tenía sentido. Cualquier fechoría fue cometida por individuos, no por la empresa, como reconocieron también los fiscales de esa era en los escándalos de Enron y WorldCom.
Ahora, el gobierno asume la postura opuesta, replicando el caso de JP Morgan con miles de millones de dólares en sanciones penales y ningún cacique acusado. Las pocas personas procesadas en el caso de London Whale y de Credit Suisse eran ejecutivos de relativamente nivel medio.
La razón puede, por supuesto, que ningún alto cargo cometió crímenes. Y con la cantidad de niveles que los separan de la rutina diaria, es difícil demostrar su intención de romper la ley.
Pero orientarse exclusivamente a las empresas se ha convertido en una popular manera de llenar las arcas públicas y, por lo menos teóricamente, cambiar una cultura poco fiable.
Puede que haya otras razones para dejar que la alta dirección se escape. La escasez de recursos, las diferentes prioridades y el papel de Washington en los préstamos de riesgo son algunas de las causas que el juez de distrito estadounidense Jed Rakoff sugirió en un reciente artículo.
Sin embargo, la cárcel es, probablemente, el elemento disuasorio más eficaz para los delitos financieros. La condena de Kozlowski mostró que es posible. Su libertad probablemente despertará las sospechas de que los fiscales han dejado escapar a algún gran pez.