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Tribuna
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El ahorro, clave para nuestro futuro

La sostenibilidad y el futuro de las pensiones españolas están siendo sujeto de un profundo análisis y debate sobre cómo solucionar los problemas detectados en el sistema de reparto vigente en España; es absolutamente necesario. Por este motivo, es conveniente concienciar a la sociedad sobre la necesidad de pensar a largo plazo para asegurar una jubilación digna.

Las últimas medidas aprobadas por el Gobierno no pueden asegurar la viabilidad del sistema. El retraso en la edad de jubilación o el aumento hasta los 40 años del período de cotización, por ejemplo, sólo conseguirán sostener el sistema a medio plazo. Además, desindexar las cotizaciones del IPC provocará que no haya aumentos asociados a la inflación sino que se recurra a una nueva fórmula llamada “factor de sostenibilidad”. Esta fórmula vincula las pensiones a la esperanza de vida y viene a paliar el problema temporal y parcialmente, pues se trata de un mecanismo que deja pendiente una reforma en profundidad, y aunque mejorará la sostenibilidad del sistema en el medio plazo, será a costa de reducir el valor real de las pensiones.

Nos encontramos también con un factor demográfico determinante: la población española está en proceso de envejecimiento. La natalidad se encuentra en tendencia decreciente desde el 2009 y cada vez hay menos jóvenes que puedan compensar las partidas presupuestadas para los futuros jubilados. Se calcula que en el 2050 el 35% de la población tendrá más de 65 años y de entre ellos el 40% tendrá 80 años. Estos datos se complementan con el hecho de que por cada 2 personas en edad de trabajar hay ya 1 en situación no activa, según el censo elaborado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) con información de 2011.

En conclusión, en España sólo hay dos personas en edad de trabajar para mantener a cada menor o jubilado. Estas circunstancias tienen una consecuencia directa en los ingresos del Estado y por lo tanto en la sostenibilidad del sistema de prestación público español.

Ante esta situación, el sector asegurador tiene un papel importante no sólo en lo relativo a la redefinición del sistema de reparto -cuya viabilidad consideramos que pasa por una colaboración público privada, un sistema mixto que se base en el sistema de reparto y la capitalización privada-, sino en promover y difundir la necesidad del ahorro para la vejez entre los españoles. Debemos acabar con el mito de que el ahorro mediante los planes de pensiones es para personas mayores. Las distintas campañas de pensiones con imágenes de personas mayores viviendo un futuro idílico han contribuido en parte a esta consideración. De hecho, la edad media de los que contratan un plan se sitúa en torno a los 47 años. Paradójicamente, el ahorro complementario para la pensión debería iniciarse en edades tempranas, desde el primer momento de la vida laboral, y el importe a ahorrar debería adaptarse a las capacidades de ahorro de cada individuo en cada momento, de forma que no implicase un esfuerzo adicional y permitiera la constitución progresiva de un capital a largo plazo.

Sin duda alguna, la reforma que está llevando a cabo el Gobierno sirve para concienciar a una parte de la sociedad para que realice un plan de ahorro que constituya un capital que le permita complementar la pensión pública en el momento de la jubilación. Muestra de esta mayor concienciación social es que, pese a las perspectivas económicas negativas, en 2011 se produjo un aumento del volumen de aportaciones a la totalidad de soluciones de previsión social complementaria (Planes de Pensiones y Planes de Previsión Asegurados).

Si bien es cierto que las familias españolas son cada día más conscientes de esta situación y de la necesidad de asegurar su futuro, éstas siguen destinando casi el 80% del ahorro a la inversión inmobiliaria; el 20% restante al financiero y se estima que de este último, sólo el 6,4% se destina al ahorro en Fondos de Pensiones y Seguros de Jubilación.

Por lo tanto, es fundamental que el ahorro para la jubilación no se vea como una preocupación, sino como una inversión a largo plazo que no implique un esfuerzo económico adicional y permita constituir un capital para la vejez de forma cómoda y fácil. Es hora que todos nos pongamos a reflexionar sobre esta necesidad e impliquemos a este debate a toda la sociedad.

Javier Valle es director general Vida y pensiones del grupo Zurich en España.

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