Sacando del calcetín
El Instituto Nacional de Estadística acaba de publicar las Cuentas del Tercer Trimestre de 2013 de la Contabilidad Nacional, segmentadas por sectores, y es un buen momento para evaluar qué ha ocurrido con la renta, el consumo y el ahorro de las familias durante el período de crisis. En principio, nos gustaría saber qué ha ocurrido con la renta de las familias, tanto lo que reciben por vía de su salario como por vía de sus inversiones en bonos o acciones. Los resultados son los siguientes para los terceros trimestres de los últimos seis años: vemos que los hogares españoles han visto reducida su capacidad adquisitiva en casi 35.000 millones de euros en el período de crisis, lo que supone un 23,31% de las cifras que percibían cuando se produjo la quiebra de Lehman Brothers en el año 2008.
Es también importante ver que si los salarios han disminuido en un 20%, las remuneraciones de la propiedad, esto es, los cupones y dividendos que perciben se han reducido casi a la mitad, lo cual es un indicador claro de que las familias están liquidando patrimonio para poder sobrevivir y ayudar a sus hijos y a sus nietos. Las inversiones de las familias españolas, una vez deflactadas, han disminuido también en más de un 50%. Si en estos cinco años de crisis las “reservas” de las familias se han reducido de una forma tan drástica, y tenemos en cuenta que la riqueza nacional no está precisamente bien distribuida, ¿cuánto tiempo creemos que podrán seguir aguantando las familias de clase media los sucesivos envites recaudatorios del Sr. Montoro?
El ratio de ahorro también ha disminuido en cinco puntos desde el 14% al 9%, lo cual macroeconómicamente hablando es algo muy negativo para el país; y no digamos la renta disponible, que una vez deflactada ha supuesto la retirada de 25.000 millones de euros del sistema, lo cual ha afectado en 15.000 millones de euros al Consumo, destruyendo una gran cantidad de puestos de trabajo. Además, si observamos las series de datos, vemos que la tendencia es de disminución sostenida.
En resumen, los sufridos españoles están sacando del calcetín lo que tienen y lo que no tienen para tratar de sobrevivir, pensando que esto se acabará un día u otro, pero los indicadores económicos no dicen eso, y los miembros del equipo económico del Gobierno sólo se fijan en las exportaciones que crecen debido a la tremenda devaluación interna que está sufriendo el país, y que acabará por conseguir que seamos competitivos en coste salarial con los países de Asia-Pacífico. Sin embargo, allí no hay Estado del Bienestar, y como modelo económico no creo que sea donde debemos fijarnos.
El hecho real es que tenemos una Deuda Pública que crece geométricamente y que hará inviable el pago de sus intereses en el segundo semestre de 2015, que los bancos siguen sin dar crédito a familias y empresas secando la Economía, y que a pesar de que se haya frenado la destrucción de puestos de trabajo, seguimos cerca de los seis millones de parados, lo cual una Economía como la española no se puede permitir. En estos momentos, el 27% de los españoles (los 13 millones que trabajan en el Sector Privado) están dando de comer al 73% restante (desempleados, funcionarios, jubilados y las familias de todos ellos), y cualquier economista les dirá que un ratio por debajo del 40%-60% hace inviable en el medio y largo plazo la Economía de un país. Los jóvenes españoles se gradúan en España y tienen que emigrar a otros países para poder encontrar trabajo. El último dato publicado afirma que las remesas de emigrantes españoles a nuestro país han supuesto 1.600 millones de euros, en la línea de lo que ocurría en los años cincuenta y sesenta.
Pero el equipo económico del Gobierno con el Sr. Rajoy a la cabeza sólo ve brotes verdes en nuestra Economía, y el año 2014 es el de la recuperación, y en el que “se van a devolver con creces a los españoles lo que han aportado durante el período de crisis”, por lo que a la única conclusión a la que puedo llegar es que me he quedado daltónico de repente.
Miguel Córdoba Bueno es profesor de Economía financiera de la Universidad CEU-San Pablo