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La lista negra de Merkel para Bruselas

La canciller alemana Angela Merkel ya está marcando el terreno para la elección del futuro presidente de la Comisión Europea. Y aunque no ha dado todavía su apoyo a ninguno de los aspirantes oficiosos, ya ha empezado a tachar a algunos de los candidatos más extrovertidos.

La primera víctima de la lista negra de la canciller se llama Jean-Claude Juncker, el exprimer ministro de Luxemburgo y expresidente del Eurogrupo. Juncker se encuentra por primera vez en muchos años disponible para ocupar un altísimo cargo en Bruselas. Y no oculta su deseo por sustituir a José Manuel Barroso al frente de la Comisión en noviembre de 2014.

Pero su potencial candidatura se ha topado con las temibles objeciones de la canciller, según fuentes europeas. Sin mencionar a Juncker, Merkel ha dejado claro a sus correligionarios que no considera al luxemburgués como el perfil más adecuado para la Comisión.

El non placet se ha producido esta semana en Bruselas, donde ayer se celebró la reunión de líderes del Partido Popular Europeo previa a la cumbre europea de ayer y hoy. Y la actitud de Merkel parece tan tajante, que esas fuentes dan por terminada la carrera de Juncker hacia Bruselas.

Eliminado el veterano peso pesado luxemburgués, se abre la vía para alguno de los jóvenes delfines del PPE, más cercanos a las tesis de Merkel. Las quinielas apuntan hacia algún actual primer ministro que encaje con el perfil buscado por Merkel: europragmáticos, partidarios del poder de las capitales frente a Bruselas y sin tendencia al protagonismo ni las estridencias, aderezado todo ello con unas gotas de sumisión hacia Berlín. En ese listado se menciona ya a los primeros ministros de Finlandia, Polonia e Irlanda.

La propia canciller explicó anoche que el calendario para elegir al candidato del PPE (que tomará la decisión en marzo) se ha hecho "por si hubiera algún primer ministro interesado y que quiera pensárselo".

La decisión final, sin embargo, está pendiente de otras variables. La primera, la necesidad de encajar el nombramiento del presidente de la Comisión con el resto de altos cargos a repartir en 2014 (presidencias del Parlamento Europeo y de la Unión; jefatura de la política exterior; autoridad de resolución bancaria; secretaría general de la OTAN... ).

En segundo lugar, el reparto dependerá, además, de los acuerdos que alcance Merkel con su socio de gobierno, los socialistas del SPD, para fijar sus intereses institucionales en la capital europea.

Y por último, cualquier aspirante haría bien en ganarse el favor de Berlín. O al menos, en intentar evitar que su nombre aparezca en la lista negra de Merkel.

A falta de despejar todas esas variables, solo hay una cosa segura: para tantos puestos en juego, por ahora no suena ni una candidatura española. Ni en la lista blanca ni en la negra.

Foto: la canciller Angela Merkel en rueda de prensa en Bruselas (B. dM., octubre 2013).

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