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Tribuna
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Las aerolíneas del Golfo compiten con las europeas

El traslado del centro de gravedad económico mundial desde Occidente hacia Asia-Pacífico acelera la competencia entre aeropuertos y aerolíneas europeas y asiáticas. La creciente demanda de los viajes de negocios y turísticos por las nuevas clases medias y urbanas de los países emergentes incrementa el tráfico internacional. Los países emergentes y en vías de desarrollo, aunque a un ritmo más moderado, seguirán creciendo económicamente en las próximas décadas. Según un estudio de Airbus, el tráfico aéreo lo hará una media del 5% anual. Las compañías deberán ampliar y mejorar sus flotas, sustituyendo los viejos aviones con alto consumo de carburante por los de nueva generación, acordes con las normas internacionales medioambientales.

En el Salón aeronáutico de Dubai celebrado en noviembre quedó patente el gran poderío económico de las tres grandes compañías del Golfo Pérsico: Emirates, Qatar Airways y Etihad Airways. Firmaron contratos para adquirir los nuevos modelos de Boeing 777X y Airbus A380 por un valor de unos 151.500 millones de dólares. Un maná financiero para Boeing y Airbus. Las tres compañías, aprovechando su buena localización geográfica, aspiran a posicionar Dubai, Doha y Abu Dhabi entre los principales hub mundiales que enlazan el tráfico aéreo entre los cinco continentes. Sus tres grandes y nuevos aeropuertos podrán mover hasta los 100, 50 y 40 millones de pasajeros anuales. El de Dubai, que movió 57,7 millones de pasajeros en 2012, espera alcanzar los 65,4 millones en 2013. En cambio, los principales aeropuertos de Europa Occidental, como el Heathrow de Londres o el de Frankfurt, tienen muchos problemas para construir nuevas o ampliar sus infraestructuras.

Las compañías europeas sufren los efectos de la débil demanda interna en el viejo continente. Precisan mantener e incrementar sus capacidades para atraer tráfico internacional hacia sus hubs. Pero, agobiadas por la necesidad de reducir costes financieros, reducen plantillas y servicios. Además, también deben renovar sus flotas, sustituyendo los viejos Boeing 747 y los Airbus A340 por los últimos modelos, para poder afrontar la dura competencia de las tres poderosas compañías del Golfo. Éstas van ganando cuota de mercado a las europeas al contar con modernísimas flotas y ofrecen a buenos precios unos servicios de calidad que seducen a los millones de asiáticos que cada vez más viajan a Europa utilizando los hubs de Dubai, Qatar y Abu Dhabi.

Las compañías europeas estiman que compiten en unas condiciones desiguales que distorsionan las reglas de la competencia. Se quejan, con razón, que las del Golfo están fuertemente subvencionadas por los fondos soberanos de las familias árabes reinantes que invierten a lo grande en las compañías aéreas y en unas colosales infraestructuras aeroportuarias que aquéllas utilizan con pocos costes. También los costes laborales en el Golfo, sin presión sindical alguna, son inferiores a los que asumen las empresas europeas. Pero los Gobiernos europeos, ansiosos por atraer las inversiones árabes hacia sus países, poco harán para presionar a las Monarquías del Golfo. Se explica que algunas aerolíneas occidentales decidan apostar por alcanzar acuerdos de partenariado empresarial o comercial con las del Golfo. British Airways y América Airlines favorecieron la reciente incorporación de Qatar Airways en la alianza mundial OneWorld. También Air France-KLM llegó a un acuerdo para colaborar con Etihad que, a su vez, participa en Air Berlin. Y Emirates con la australiana Qantas.

Las Monarquías del Golfo gozan de una buena localización geográfica entre Europa, África y Asia-Pacífico. Pero están rodeadas de países afectados por fuertes tensiones geopolíticas y religiosas, en especial entre países y comunidades sunitas y chiítas. El acuerdo alcanzado la noche del 23 de noviembre entre Irán y el Grupo 5+1 sobre la cuestión nuclear iraní es una buena noticia para la región, especialmente para las economías de los Emiratos Árabes Unidos y Qatar. Estos dos países que acogen bases militares occidentales, han mantenido tradicionalmente unas fructíferas relaciones comerciales con el vecino Irán. Son los polos logísticos por donde pasan y se reexportan las mercancías iraníes y occidentales que entran y salen desde o hacia Irán. Y con el embargo internacional todo siguió casi igual. Los iraníes son inversores en Qatar y sobre todo en Dubai donde viven más de 300.000 iraníes dedicados al comercio.

El acuerdo nuclear de Ginebra también dará oxígeno al casi asfixiado y vetusto sector aéreo iraní, muy penalizado por el embargo occidental. EEUU prohibió en 1995 la venta de aviones y de sus piezas o componentes a las aerolíneas iraníes, compuestas principalmente por Boeing y Airbus. La flota iraní quedó anticuada, no pudo renovarse y creció la inseguridad de los aparatos. Pero la plena normalización requerirá tiempo.

Jaume Giné. Profesor de la facultad de Derecho de ESADE y autor del libro ‘Asia marca el rumbo’

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