_
_
_
_
Breakingviews
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Más beneficios que costes

Los beneficios de ser calificado como demasiado grande para quebrar son mayores que los costes. Desde que los reguladores publicaran por primera vez su lista de instituciones financieras de importancia sistémica global, o G- SIFI (por sus siglas en inglés), los bancos afectados han aumentado capital y compactado sus balances. Pero las entidades más pequeñas, sobre todo europeas, han hecho lo mismo sin estar en el club.

La teoría que hay detrás de la lista del Consejo de Estabilidad Financiera es que los bancos que son demasiado grandes, internacionales o están muy interconectados deben mantener capital adicional. Ello compensa el beneficio del apoyo de los contribuyentes, y da a los prestamistas un incentivo para ser más simples y más pequeños.

Hasta ahora, sin embargo, hay pocos indicios de que eso ocurra. Aunque tres bancos se han caído de la lista desde que se publicó por primera vez hace dos años, todos estaban bajo la presión de las autoridades europeas para reducir su tamaño. Mientras tanto, Standard Chartered, BBVA y el ICBC de China se han unido al club.

La teoría es que los bancos muy grandes o internacionales para caer deben mantener capital adicional

Es cierto que los grandes bancos son un poco más seguros y no mucho más grandes: entre 2010 y 2012, el G- SIFI medio aumentó su ratio de capital Tier 1 en 130 puntos básicos y expandió sus activos totales solo un 7%, según un análisis de Breakingviews .

Pero las entidades más pequeñas han tomado medidas similares. Durante el mismo período, un miembro medio del índice de bancos europeos MSCI –que excluye los que están en la lista G- SIFI– impulsó el capital de Tier 1 en 120 puntos básicos y los activos totales en un 8%.

Cualquier comparación transfronteriza de los balances y de los ratios de capital es necesariamente grosera. Y no capta otros cambios, como los de los costes de financiación mientras los reguladores presionan a través de planes para obligar a los acreedores a asumir los costes de las quiebras bancarias. Según las pruebas disponibles hasta la fecha, sin embargo, la carga de ser etiquetado como un G- SIFI no es lo suficientemente dura como para que sea un club del que merezca la pena escapar.

Archivado En

_
_