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El patrimonio acumulado se deteriora por la depreciación de la vivienda

La riqueza financiera de los hogares resiste

La crisis recorta un 15% la renta salarial de las familias españolas durante la crisis El ahorro eleva un 20% los depósitos y recompone el patrimonio financiero

Un hombre sostiene varias monedas de euro. EFE/Archivo
Un hombre sostiene varias monedas de euro. EFE/ArchivoEFE

Los golpes más violentos de la crisis económica iniciada en 2008 los han recibido los hogares cuya única fuente de renta era el trabajo por cuenta ajena, dado que la variable más perjudicada ha sido el empleo y con él, los salarios. Quienes tenían anclaje en su patrimonio financiero han encajado mejor las envestidas, ya que la riqueza financiera de los hogares en términos nominales se acerca de nuevo a los niveles previos al estallido de la crisis y en algunos de sus componentes se registra ya un incremento apreciable, fundamentalmente los depósitos tradicionales.

La remuneración percibida por los hogares publicada por la Contabilidad Nacional ha descendido un 15% en términos absolutos desde 2007, como consecuencia de la fuerte pérdida de empleo, que ha sido de un 21% en el sector privado de la economía, y de poco más del 12% en el público. Sin embargo, la riqueza financiera neta de los hogares desciende solo un 6,3%, según los datos del Banco de España hasta el mes de junio.

Pero contabilizando la fuerte revalorización de la Bolsa entre septiembre y octubre (acumula un 21% desde enero), este descenso se habría atenuado notablemente. Gráficamente, la riqueza financiera se ha recompuesto hasta situarse en el 90,3% del PIB, mientras que en 2007 suponía el 93,5%. Además, la variable es casi igual en términos absolutos, dado que el PIB no se ha movido en todo el periodo (1,05 billones de euros), aunque sí lo ha hecho la inflación.

Al igual que el reparto de los sacrificios en las crisis, la distribución de la riqueza en una sociedad es muy asimétrica, con una concentración más elevada de la pérdida de empleo entre los jóvenes, que también es el colectivo con menores cantidades de patrimonio financiero o inmobiliario acumulado. Pero en términos cuantitativos, el comportamiento del sector hogares debe considerarse en su conjunto.

Los salarios, la víctima

Los datos del reparto primario de la renta revelan que los salarios han sido la primera víctima de la crisis, primero por la pérdida de percepctores (al menos tres millones de personas han perdido su empleo desde 2008), y segundo por el ejercicio de devaluación interna de costes que ha reducido de forma muy apreciable los salarios individualmente percibidos. La suma de ambos fenómenos supone que la masa de remuneraciones del trabajo medida en euros corrientes ha pasado de los 537.600 millones de euros en 2008 a los 456.200 millones, nada menos que una pérdida de 81.400 millones, un 15,1%. La pérdida más intensa se ha producido en 2009 inicialmente, y después, en 2012 y 2013.

Solo en este año, en los tres primeros trimestres la pérdida de remuneración salarial agregada es de casi 18.000 millones, un 4,8%, según los datos publicados el viernes por Estadística. Una proyección para todo el año, con una pequeña atenuación en los últimos meses por la ligera recomposición de la demanda y del empleo, supondrá una caída de la renta salarial de cerca de 25.000 millones de euros en el año, y muy cerca del 5%.

Las fuentes tributarias admiten un descenso en la remuneración de los asalariados sujetas a la retención de un 13% desde 2008 hasta 2012 (hay una parte liberada de tributación), y estiman un descenso adicional del 4% para este ejercicio, a juzgar por el comportamiento de los primeros trimestres.

Los hogares tienen otras fuentes de renta, aunque algunos menos regulares y todas ellas con menores cuantías, pero que en la crisis ha compensado en parte la pérdida de los salarios. La partida de pensiones, por ejemplo, aumenta cada año, y en los últimos cinco ejercicios acumula un avance absoluto y nominal del 18,6%, con una cantidad agregada anual de unos 116.000 millones de euros. Hay que tener también en cuenta la renta provisional de sustitución al empleo (la protección por desempleo), que conjuntamente con las pensiones de la Seguridad Social han aumentado nada menos que un 36% desde 2007 a 2012. En concreto, si en 2007 suponían 135.550 millones de euros (según la Contabilidad Nacional), ahora alcanzan ya los 185.296 millones.

Pero los hogares cuentan también con recursos cuyo origen es el capital o la empresa, que en 2008 llegaban a los 96.423 millones de euros, y que ahora se han reducido a 73.500 millones, con un descenso agregado del 23,7%. Entre ellas destacan los intereses de los depósitos y los dividendos, que llegaban a los 30.038 millones en 2008 y ahora solo suponen 23.957 millones, según Hacienda; las rentas por inmuebles arrendados, que sumaban 16.123 millones y han crecido hasta los 16.763 millones; o las plusvalías por operaciones bursátiles, que han pasado de los 17.821 millones en 2008 a los 8.441 millones de 2012.

Llama la atención la pérdida de peso relativo de los salarios sobre las pensiones durante la crisis. Tomando los datos de la Agencia Tributaria, mientras en 2008 había 3,74 euros de salarios declarados fiscalmente por cada euro de pensión, en el cierre de 2012, solo hay 2,75 euros de salarios por cada euro de pensión. El deteriodo de esta desproporción es el mejor indicador de la tendencia insostenible que llevan las finanzas de la Seguridad Social, ya que hoy no hay ni siquiera dos cotizantes ocupados por cada pensionista.

Los recursos financieros

El origen de esas partidas de renta procedentes del capital es la riqueza financiera acumulada por los hogares, que está a punto de recuperar plenamente los niveles nominales que tenía antes de la crisis. El valor de los activos financieros de los hogares llegaba justo al comenzar el verano a 1,802 billones de euros, que hoy deben acercarse a los 1,9 billones por la fuerte revalorización de la Bolsa de los tres últimos meses.

Ese nivel es similar al que había al finalizar 2007: 1,92 billones de euros. Tomando datos a finales de junio de este año, el descenso en la crisis se ha atenuado ya hasta los 118.000 millones de euros, un 6,1%. Y de hecho, en el último año se ha producido un incremento significativo en el valor de los activos financieros de los hogares de cerca de 100.000 millones, un 5,71%.

El motor fundamental de este comportamiento de los activos financieros ha sido el ahorro. El pesimismo de la crisis ha llegado a las finanzas personales hasta el punto de acumular depósitos, que han experimentado un incremento del 20,5% desde que arrancó la crisis, y un avance absoluto de 149.000 millones de euros.

Además del ahorro, se ha producido un ligero desplazamiento de activos de unos instrumentos a otros, pues la renta variable ha perdido peso, y también los fondos de inversión, mientras que los de pensiones siguen estables.

La partida de acciones, cotizadas o no, en manos de los hogares ha descendido un 32% desde que se inició la crisis, y han pasado de 817.700 millones de euros, a 555.100 millones; la partida de fondos de inversión, en concreto, ha descendido un 42%, desde 195.000 millones de euros a 113.000 millones.

Como las familias tienen que responder de un total de crédito (pasivo financiero) por 879.000 millones de euros, su riqueza financiera neta queda limitada a junio a 922.640 millones de euros. Esta riqueza neta, que ha descendido un 6,3% durante la crisis, se produce porque las familias tienen algo más de dos euros por cada uno que deben: exactamente 2,04 euros por cada uno que deben. En 2007, antes de irrumpir la crisis financiera, los españoles tenían 2,05 euros por cada uno que debían.

En definitiva, que la salud financiera de los hogares en España es en términos medios similar a la que había antes de la crisis. Eso sí: como la composición es muy asimétrica, unos hogares tienen los activos financieros, y otros, las deudas.

Por lo que se refiere a la riqueza de naturaleza inmobiliaria, la menos líquida, encadena ya seis años continuos de descensos y de forma acelerada en los dos últimos ejercicios. En 2007 suponía el 545,4% del PIB, mientras que ahora es del 431,1%, como consecuencia de la constante depreciación de las casas.

La suma de la riqueza inmobiliaria y de la financiera proporciona una riqueza total de los hogares del 518,2% del PIB, según la referencia del Banco de España. En 2007, cuando la burbuja inmobiliaria y finaciera estaban a máxima presión, el patrimonio acumulado era del 638,8% de PIB.

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