Flexibilidad para unos pagos justos
Francia y Alemania pueden parecer a veces mundos aparte. El consejero delegado saliente de Peugeot, Philippe Varin, ha renunciado a una indemnización de 21 millones de euros tras haber dirigido al segundo mayor fabricante de automóviles de Europa durante la crisis. En antiguo dirigente de Siemens, Peter Loescher, se lleva 17 millones al ser derrocado después de reducir una serie de previsiones de beneficios. Ambas salidas destacan que la equidad en este tema es una cuestión de criterio, no de contratos.
En términos legales, Siemens no puede ser culpado por el caro paquete de despedida de Loescher. El conglomerado alemán actuó por su reglamento interno, que limita el pago de un alto ejecutivo a su salida en dos veces su salario anual. La cara salida de Loescher destaca los problemas fundamentales de los contratos de trabajo a largo plazo comunes en el mundo empresarial europeo –el suyo era de un plazo de cinco años–.
Varin, que ganó un salario base de 1,3 millones de euros y no ha recibido ninguna bonificación desde 2010, no recibirá ninguna indemnización por despido cuando deje el cargo en 2014. Él ha dicho que no cogerá la pensión en vista del cambio de circunstancias de la empresa. Varin estaba claramente bajo presión, pero su movimiento es honorable de todos modos.
El alboroto en Francia sobre el acuerdo corre el riesgo de disuadir a los ejecutivos de aceptar trabajos complicados en las empresas con dificultades. Por lo general, las funciones corporativas más exigentes son las que requieren de incentivos especiales para atraer a un líder decente para la tarea.
La lección para los consejos y los ejecutivos es que una compensación justa y adecuada por la pérdida del cargo dependerá de las circunstancias del día. La negociación y el buen juicio son probablemente mejores que los contratos rígidos para llegar al resultado correcto.