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Editorial

Política monetaria no convencional

Desde que el BCE recortó, el 7 de noviembre pasado y por sorpresa, su tipo director hasta el mínimo histórico del 0,25%, los rumores alrededor de la política de la autoridad monetaria no cesan. El vicepresidente de la institución, el portugués Vítor Constâncio, los ha reactivado al reiterar que la entidad podría comprar activos de deuda, aunque no se ha discutido cómo lo haría técnicamente. “Se hizo referencia a esto solo como una posibilidad y nada más. Todo es posible”, dijo Constâncio este martes. Otros bancos centrales, con la Fed a la cabeza, están comprando grandes cantidades de deuda pública y privada para apoyar la actividad, pero el BCE se ha resistido, y es que el todopoderoso Bundesbank se opone frontalmente. Ahora, gana fuerza en los mentideros –aunque no en los mercados– la posibilidad de que el BCE ponga en negativo su tipo de facilidad de depósito, con lo que por primera vez los bancos deberían pagar penalización por el dinero que prefieren guardar en la hucha de Fráncfort en vez de prestarlo o invertirlo. Mario Draghi ha admitido que –para esto sí– el BCE está “técnicamente preparado”. Son medidas para acercar la baja inflación al objetivo de en torno al 2%. Sin embargo, Draghi sabe muy bien lo peligroso que es quedarse en la batalla sin munición en la reserva.

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