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Los extranjeros han adquirido bonos por 60.000 millones desde agosto de 2012

Los inversores que 'compraron España' en el peor momento de la crisis ganan un 30%

Íñigo Fernández de Mesa, secretario general del Tesoro.
Íñigo Fernández de Mesa, secretario general del Tesoro.

Los inversores que apostaron por la deuda española en el peor momento de la crisis acumulan importantes recompensas. El precio del bono a 10 años ha subido cerca de un 30% desde los mínimos del verano de 2012. Los extranjeros han invertido desde entonces más de 60.000 millones de euros en deuda soberana.

El Ibex sube un 63% desde los mínimos que marcó en julio del año pasado en los 5.966 puntos. La renta variable ha sido una de las grandes ganadoras pero el comportamiento de la renta fija, tanto pública como privada, ha sido también espectacular.

En el verano de 2012 se oyeron tambores que anticipaban la ruptura del euro y la prima de riesgo del bono español a 10 años llegó a rozar los 650 puntos básicos. En medio de las turbulencias de los mercados, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, anunció el 11 de julio del año pasado un paquete para ajustar 65.000 millones con el fin de asegurar el cumplimiento del objetivo de déficit sobre el PIB para 2014.

Mario Draghi fue el siguiente en mover ficha con su famosa frase: “Haré lo que haya que hacer [para salvar el euro], y créanme, será suficiente”. El efecto de la afirmación del máximo responsable del BCE fue instantáneo en todos los frentes, pero el más importante a corto plazo fue que los círculos de liquidez en el mercado de deuda soberana volvieron a funcionar.

La rentabilidad de las letras, los bonos y las obligaciones se moderó inmediatamente. Tras el aviso a navegantes de Draghi, la deuda a 30 años pasó en tres sesiones de ofrecer una rentabilidad del 7,6% al 6,9%. A 10 años, pasó del 7,6% –la deuda a una década y a 30 años habían llegado a ofrecer la misma rentabilidad– al 6,7%. Disipadas las dudas sobre la capacidad de pago del país, los grandes inversores regresaron.

La buena noticia para España fue obvia, que podía obtener financiación más barata. Los inversores que habían confiado en el país también fueron recompensados puesto que el precio de la deuda se mueve de forma inversa a su rentabilidad. De aquí que pueda perderse (y ganarse) dinero con la renta fija cotizada: su valor depende de la demanda en el mercado secundario.

Las ganancias latentes de un inversor que comprara en los mínimos del año pasado el bono español con vencimiento a 31 de octubre de 2020 rozan el 30%. Y es que el 24 de julio cerró al 84% de su nominal mientras que ayer se pagaba al 108,8%. En el caso de las obligaciones que expiran a finales de julio de 2041 la plusvalía latente es todavía mayor: del 42%.

Los bancos españoles son los grandes beneficiados por la escalada de los precios de la renta fija del Reino de España. Pasaron de tener 63.053 millones de euros en su cartera registrada de deuda pública soberana a finales de 2010 a atesorar 184.532 millones a cierre de julio de 2012, según los datos del Tesoro Público. “De ahí que estén haciendo caja con parte de esa deuda, y más de cara a los test de estrés que efectuará el BCE y que pueden incluir penalizaciones para la renta fija soberana de los países del arco mediterráneo”, señalan en la mesa de deuda pública de una gestora extranjera.

Desde Barclays advierten en un informe que “podría haber más tomas de beneficios en la recta final del año de cara al examen a la banca que realizará el Banco Central”. “En los años pasados, los bancos en España e Italia han sido compradores clave de la deuda pública de sus países [...] pero simplemente con el objetivo de hacer carry, pues las compras se han concentrado en vencimientos de menos de cinco años”, añaden. En septiembre, de hecho, vendieron 8.882 millones, hasta situar su cartera en 214.939 millones de euros.

También los extranjeros han sacado partido del rally de la deuda pública española. Pimco, la mayor gestora privada de renta fija del mundo, que tiene su sede en California, había comenzado a comprar bonos españoles e italianos antes de que hablara Mario Draghi, y después de haber recomendado a sus clientes reducir cartera en estos activos desde 2009 hasta comienzos de 2012.

La deuda estatal en manos foráneas ha crecido en 60.349 millones desde el cierre de agosto del año pasado. Así, a cierre de septiembre, su cartera registrada de deuda pública alcanzó los 252.185 millones de euros, niveles récord desde enero de 2012.

 Con el 96% de su necesidades de financiación para el presente ejercicio cubiertas, el Tesoro está adelantado el trabajo de cara a 2014, cuando tendrá que afrontar vencimientos por unos 140.000 millones de euros entre letras y deuda a medio y largo plazo, según el perfil de amortizaciones que maneja el organismo de financiación del Estados.

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