Golpe al objetivo equivocado
El asalto de Hong Kong a los especuladores inmobiliarios extranjeros ha dado en el blanco equivocado. Ha pasado un año desde que el territorio apuntara a los compradores de apartamentos no residentes, obligándoles a pagar un impuesto extra del 15%. La drástica medida ha enfriado la demanda de pisos de lujo, pero los pisos más pequeños aún son caros.
Aunque el impuesto aún no ha recibido la aprobación legislativa formal, no hay duda de que ha desalentado a los extranjeros. El precio medio de venta de un apartamento grande de Hong Kong –uno con una superficie de 100 metros cuadrados o más– es solo un 1% mayor que hace un año. El número de transacciones se ha reducido a la mitad en el mismo período.
El impuesto también parece haber tenido éxito en desviar parte del dinero chino que se estaba vertiendo en el mercado inmobiliario de Hong Kong. Poco más del 6% de los compradores del el segundo trimestre eran del continente, según los datos de Centaline, por debajo del 11% del tercer trimestre del año pasado.
Sin embargo, mientras que el impuesto de Hong Kong ha enfriado satisfactoriamente este tipo de demanda, ha tenido menos impacto en los apartamentos más pequeños a los que aspiran los ciudadanos comunes de Hong Kong. Las propiedades de menos de 100 metros cuadrados eran un 10% más caras en agosto que antes de la introducción del impuesto.
Las autoridades han tomado medidas para aumentar la oferta liberando más terreno para la construcción. Pero harán falta tipos de interés más altos para pinchar la burbuja inmobiliaria con eficacia. Con una política monetaria vinculada a la de Estados Unidos desde hace mucho tiempo, los posibles compradores de Hong Kong tendrán que esperar a que la Reserva Federal los ayude.