_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Los Presupuestos y las dos vías para salir de la crisis

La Ley de Presupuestos y la concreción numérica de las partidas de ingresos y gastos de los distintos programas presupuestarios es, sin duda, uno de los instrumentos más potentes de política económica que tiene cualquier Gobierno para cambiar la realidad social y económica. En ese sentido, los Presupuestos 2014 se enfrentan a una verdadera encrucijada, en definitiva, a dos caminos distintos por los que debe transitar el presente y el futuro de la economía española. El de continuar con una estrategia de devaluación interna del conjunto del país o el de apostar por un crecimiento más sólido y menos transitorio.

Por tanto, el debate clave sobre la política económica, incluidos los Presupuestos, es si dicha política va a propiciar un crecimiento pujante que cree empleo y reduzca la elevada tasa de paro, un crecimiento integrador que apueste por reducir de manera estructural las desigualdades. En definitiva, un modelo económico donde los factores de producción persigan la estabilidad y un aumento constante, alejado de los dientes de sierra tan característicos en el devenir del crecimiento español que se ha hecho más acusado en la pasada década.

Hay consenso entre la mayoría de analistas económicos en cuanto que estamos abandonando la recesión pero que nos falta mucho para salir de la crisis, esta conclusión es lógica si se tiene en cuenta que han sido nueve trimestres consecutivos decreciendo, el mayor número de trimestres de nuestra historia reciente, es por tanto lógico que en algún momento se abandone el decrecimiento, ya que no hay mal que cien años dure. Además, la tenue recuperación también tiene su explicación en el proceso de devaluación del conjunto del país, que se ha traducido en una reducción de los costes salariales, ahora ser mileuristas es un privilegio, una tasa de paro que ronda el 27%, un mayor crecimiento de la desigualdad y unos activos un 40% más baratos.

Y los Presupuestos para 2014, junto con una reforma laboral que abarata salarios hasta límites desconocidos, una nueva ley de pensiones que hace estructural la pérdida de poder adquisitivo, un aparente cambio de las Administraciones públicas que es papel mojado puesto que lo fácil es recortar y lo difícil es reformar. Todos estos instrumentos apuestan por la vía de la devaluación de salarios y derechos.

En el caso de los Presupuestos, los números delatan la estrategia que sigue el Gobierno. Se estima una caída significativa del consumo público de un -2,3% a un -2,9% en 2014 que apunta nuevos recortes. A ello le debemos añadir que el reparto del déficit entre Administraciones es de un punto para las autonomías y de prácticamente cuatro puntos para el Estado. Queda claro que se seguirá ajustando en sanidad, educación y universidades, servicios gestionados por las comunidades autónomas. Pero no terminan ahí los ajustes para las rentas medias, la mayor subida de impuestos de la democracia en 2012 y 2013 se prorroga a 2014, así como la subida del IVA de productos sanitarios y servicios de fedatarios públicos. Con todo ello resultará difícil recaudar casi 180.000 millones de euros, con el agravante de que una política fiscal muy restrictiva puede deteriorar aún más el déficit público. Cabe añadir que una parte de los recortes y/o subida de impuestos vienen urgidos por la velocidad a la que se incrementa la deuda pública española, que a su vez se explica porque el sector público viene asumiendo una porción de deuda privada fundamentalmente del sector financiero.

En definitiva, el Gobierno apuesta por una competitividad basada en el abaratamiento de salarios y derechos. Solo hay que observar el peso y la evolución en los Presupuestos de este año, y de los dos anteriores, de la I+D, los apoyos a la internacionalización de las empresas, la educación, la formación o la apuesta por los emprendedores y los investigadores. Y todo esto a pesar de que se extiende la evidencia sobre la relación entre renta per cápita de los países con la calidad, sofisticación y diversificación de su producción y sus exportaciones. Y ello tiene importantes consecuencias sobre la regeneración del aparato productivo, así como sobre la cantidad, calidad, estabilidad, evolución y retribución del empleo.

El camino elegido en los Presupuestos pronostica un anémico crecimiento para una gran mayoría de españoles durante demasiados años y un incremento estructural de las desigualdades en España.

Pedro Saura García es Portavoz de Hacienda del Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados

Archivado En

_
_