¿Y si ahora resulta que Bruselas se ha equivocado al calcular el déficit?
La UE tiende a sobreestimar el saldo estructural negativo de las cuentas españolas El servicio de estudios de BBVA ya advirtió de las imperfecciones de la fórmula europea
Una familia formada por dos hijos y una pareja en la que ambos trabajan tiene unos ingresos previstos anuales de 70.000 euros y sus gastos recurrentes ascienden a 60.000 euros. Por lo tanto, este hogar presenta un superávit estructural de 10.000 euros anuales. Sin embargo, en 2012, la vivienda familiar se inundó y las reformas ascendieron a 20.000 euros, lo que elevó el gasto total a 80.000 euros. Así, en 2012, la familia de este ejemplo registró un déficit de 10.000 euros.
¿Qué opinaría Bruselas de estas cuentas? A pesar de que en 2012 gastó más de lo que ganó, Bruselas certificaría la buena salud financiera de este hogar. Y ello es así porque, en condiciones neutrales, ingresa más de lo que gasta. Calcular y comparar el déficit puntual de un ejercicio y el déficit estructural es relativamente sencillo para una unidad familiar, sin embargo, hacer lo mismo para un Estado supone entrar en una nebulosa de complejas fórmulas matemáticas.
La legislación europea establece que el déficit estructural de un Estado no puede sobrepasar el 0,5% de su PIB. El problema es que se trata de un dato que no es directamente observable y debe calcularse a partir de estimaciones. Para un Estado, el saldo estructural es la diferencia entre los ingresos y gastos en una situación económica neutral, es decir, sin expansión ni recesión económica. El déficit público español ascendió en 2012 al 6,98% y el déficit estructural se situó en el 5,9%, según los datos de la Comisión Europea.
Esta última cifra parte de supuestos que no dejan de ser estimaciones. ¿Cuál es el nivel de ingresos de una economía en una situación neutral? ¿Y los gastos? ¿Y el paro? Como ya ha advertido el servicio de estudios de BBVA en diversas ocasiones, la compleja fórmula que utiliza Bruselas otorga a España un elevado paro estructural, lo que, a su vez, provoca que el saldo negativo se dispare. La Comisión Europea sostenía hasta ahora que el paro estructural en España ascendía al 21,66%, una cifra que BBVA calificó de exagerada. De ser cierta, significaría que solo tres puntos de desempleo se explican por la crisis actual.
Ahora, la metodología que utiliza Bruselas está bajo revisión y se plantean cambios que beneficiarían a España. Si finalmente se aplica la nueva fórmula, el déficit estructural español bajaría y ello reduciría las presiones para que el Gobierno de Mariano Rajoy aplique más recortes.
Mientras la Comisión Europea sitúa el déficit estructural en España en torno al 6%, BBVA rebaja esa cifra al 3%. Una diferencia abismal. Y el cambio metodológico propuesto ahora provocará que el dato de déficit estructural se acerque más a las previsiones de la entidad financiera. Un pequeño respiro para Hacienda.
En cualquier, los desequilibrios en las finanzas públicas son elevados y la realidad es que España gasta 70.000 millones más de los que ingresa cada año. La Administración se ha comprometido a rebajar el déficit público del 7% registrado en 2012 al 3% en 2016 y ello exigirá más ajustes.