Bajo la influencia de la Reserva Federal
La Reserva Federal acaba de sacar adelante lo que el Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra se esforzaban en lograr. Ha debilitado los tipos del mercado monetario europeo sin hacer nada. Los bancos centrales de Europa probablemente hayan recibido con satisfacción los resultados, pero muestran los límites de su capacidad para controlar los tipos de los mercados regionales.
Quedó claro cuántos mercados europeos están subyugados a la política de Estados Unidos después de que la Fed dejara intacto su programa de compra de activos. La inesperada decisión ha aplazado la primera restricción monetaria de la zona euro o de Reino Unido –al menos por un par de meses–. Eso es más de lo que los banqueros centrales europeos lograron insistiendo repetidamente en que mantendrían una política acomodaticia en el futuro.
Es cierto que el repunte de la actividad económica regional, también contribuyó a la subida previa de los tipos del mercado monetario. Y las elevadas tasas en la zona euro se deben en parte a que los bancos están llevando a cabo el pago de los préstamos a tres años que recibieron el año pasado del BCE, lo que reduce la cantidad de exceso de liquidez. Sin embargo, los cambios en el mercado de divisas después del anuncio de la Fed ponen de relieve el grado en que la política estadounidense influye en los tipos de la zona euro y Reino Unido.
Los cambios en el mercado permiten a los bancos centrales europeos quedar libres de culpa
La buena noticia es que estos cambios en el mercado permiten a los bancos centrales europeos quedar libres de culpa por ahora. Pero en algún momento la Fed reducirá –y, finalmente, acabará con– las compras de activos. Sus homólogos europeos tendrán entonces que hacer nuevamente frente a los efectos negativos.
Tienen herramientas. El BCE aún tiene margen para recortar sus tipos de interés o inyectar más dinero en el sistema con nuevos préstamos a largo plazo. Pero la política monetaria europea queda abierta a más influencias que a las esperanzas depositadas en la denominada forward guidance. En el nuevo mundo de las finanzas, la “independencia“ de los bancos centrales es un concepto relativo.