Uno de cada tres despidos en banca durante la crisis se hará este año
Los planes de reestructuración y las fusiones potencian los ajustes en el sector.
Lejos de concluir, el proceso de ajuste laboral abordado por la banca española desde el inicio de la crisis se ha intensificado durante este año. La ejecución de los planes de reestructuración impuestos por Bruselas a las entidades intervenidas, las reducciones de plantilla iniciadas tras los últimos procesos de fusión y absorción, o los ajustes que las grandes entidades tenían pendientes arrojan una reducción de otros 17.500 empleados del sector financiero solo durante 2013. Cifra que se suma a los 39.466 puestos de trabajo destruidos en el sector desde inicios de 2008 a cierre de 2012, según los datos recogidos por el Banco de España.
Un periodo en el que el sector financiero español ha pasado de emplear a 270.855 personas a solo 231.389. Una cifra que seguirá bajando este año, en otros 17.545 empleados menos según estimaciones de UGT, para dejar el número de trabajadores asociados a entidades de crédito en 213.844 al cierre de este ejercicio. Tomando la caída de Lehman Brothers como punto inicial de la crisis, hace ahora cinco años, la banca española habrá destruido 57.011 empleos en dicho periodo.
Las estimaciones de la central indican que el 30% de las salidas, uno de cada tres empleos perdidos en el sector durante el último lustro, se habrán sellado solo este año. Un volumen que convertiría 2013 en el peor ejercicio para el empleo en el ámbito financiero si se tienen en cuenta los datos recogidos por el supervisor, que reflejan la reducción de 7.762 trabajadores a cierre de 2009, de 5.515 durante 2010, de 14.852 en 2011 y de 11.337 el pasado año, si bien es cierto que buena parte de las 17.500 salidas anunciadas para este año se ejecutarán progresivamente y se contabilizarán en los próximos ejercicios.
Semejante volumen de despidos, sin embargo, demuestra que la reestructuración del sector financiero está en pleno auge con la transformación de las entidades nacionalizadas como protagonista. Bankia es, de lejos, la entidad que mayor reducción de plantilla ha acometido este año con un ERE que afectará a 4.500 personas. Acuerdos puntuales, como el cerrado con IBM o los contratos de venta de filiales, como el de la inmobiliaria Habitat al fondo Cerberus, están permitiendo rebajar con fuerza el número de salidas traumáticas, pero aunque no se hable de despidos sí se trata de trabajadores que dejan de estar ligados a la banca española.
Otra entidad nacionalizada, Novagalicia, protagonizó el otro gran ERE_del invierno, por el que se prescinde de 2.250 empleados. La cifra fue superada poco después por los 2.600 del ajuste anunciado por CaixaBank como consecuencia de las absorciones de Banca Cívica y Banco de Valencia.
La reducción de plantilla planteada por Banco Santander tras absorber a Banesto se saldó con 290 salidas pactadas y la previsión de unas 650 prejubiliaciones que no se concretarán, sin embargo, hasta finales de este año. A estas cifras habría que sumar las 515 salidas de Caja3, las 275 de Ibercaja, las 1.100 de BMN o las 1.230 de Ceiss, por citar algunos de los otros acuerdos de ajuste alcanzados.
La gran asignatura pendiente es la nacionalizada Catalunya Banc, que ultima en estos momentos una reducción de plantilla de 2.450 empleados. Una cifra que podría variar durante la negociación – que concluye a comienzos de octubre– aunque siendo el ajuste uno de los grandes reclamos para la venta de la entidad, no promete sufrir grandes cambios.
Son este conjunto de procesos los que arrojan la cifra de 17.545 puestos de trabajo que UGT prevé que se pierdan durante este año, si bien desde el sindicato advierten que sus estimaciones podrían quedarse cortas si se inician nuevos procesos de recorte de plantilla, como el previsible ajuste de la fusión Ibercaja-Caja3, o si se suman las salidas pendientes de procesos anteriores, como las prejubilaciones pendientes en Popular o BBVA, ilustran.
De generosa prejubilación a despido por el mínimo legal
Cinco años de crisis y casi 60.000 empleos menos después, los métodos de ajuste laboral utilizados por la banca han dado un giro de 180 grados. De ser uno de los sectores que más generosamente recompensaba a los empleados de los que prescindía, acudiendo por regla general a la vía de las prejubilaciones, algunos destacados agentes del sector han pasado este año a plantear las condiciones de despido más conservadoras que permite la nueva legislación laboral.
Un caso claro es el de Bankia, que pagó en 2011 una indemnización por despido de 46 días por año trabajado, por encima de la compensación máxima contemplada en la ley. Un ajuste que en parte costeó el FROB con sus programas de apoyo a la reestructuración, pero que no ha estado dispuesto a asumir este año, con la firma ya nacionalizada. Así, la negociación del ERE acordado en Bankia en febrero se inició con una oferta de 20 días por año y 12 mensualidades, el mínimo legal, aunque terminó cerrándose en una horquilla de entre 25 y 30 días en función de si el empleado es recolocado. El proceso abierto en Catalunya Banc se basa, de momento, también en una oferta de 20 días por año y un veto sobre las prejubilaciones, que han sido penalizadas por el Gobierno obligando a las empresas ejecutoras a costear una parte.
Durante la anterior ola de ajustes, las cajas pagaron 300.000 euros de media por prejubilado y 66.947 euros de indemnización media por despedido. Ahora, solo la gran banca sigue prejubilando y la indemnización media ha caído a 42.496 euros.