¿Quién puede gestionar unos Juegos Olímpicos?
Unos 50 altos ejecutivos son elegidos cada cuatro años para liderar el equipo organizador del evento Deben ser flexibles y buenos negociadores
Poco después de que terminaran los Juegos Olímpicos de Londres, el presidente del comité organizador de esa edición del mayor evento deportivo del mundo, Sebastian Coe, afirmó que ninguna ciudad que haga de anfitriona puede volver a ser la misma que era antes. Algo muy parecido podría decirse sobre la carrera profesional de las decenas de ejecutivos que cada cuatro años son elegidos para organizar ese evento de proporciones monumentales.
Así lo cree el exjefe de ceremonias, eventos en vivo y educación del comité organizador de Londres 2012, Bill Morris. Este exdirectivo de la BBC, que hoy trabaja como asesor del Comité Olímpico Internacional, afirma que la experiencia de gestionar una cita olímpica aporta un sentimiento de autoconfianza que luego permite enfrentarse sin miedo a los desafíos más duros y complejos.
“Para una persona que se dedique a los eventos supone llegar a la cima de su carrera. Los deportes o, en realidad, cualquiera de los otros sectores involucrados [finanzas, legal, comunicaciones, marketing, seguridad…]. Y más allá de ello, es una oportunidad excepcional y maravillosa de ayudar a tu país a sentirse orgulloso”, asegura Morris. Esa posibilidad estará al alcance de la mano de muchos ejecutivos españoles en caso de que este fin de semana Madrid se imponga a Estambul y Tokio y sea la ciudad elegida como sede de los Juegos Olímpicos de 2020. No se trata, sin embargo, de un reto al que pueda hacer frente cualquier persona.
En Odgers Berndtson, la empresa cazatalentos que ha realizado búsquedas de cuadros directivos para los comités organizadores de Londres 2012 y Río 2016, afirman que los Juegos suelen demandar los servicios de unos 50 altos ejecutivos. José Medina, presidente de la empresa en España y Portugal, afirma que la experiencia en eventos deportivos no es fundamental en todos los casos, sino en algunos puntuales, como el director de deportes o de sedes. Otras cualidades, en cambio, son indispensables para cualquiera de los puestos.
Entre ellas Medina destaca resiliencia. La capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas es fundamental para trabajar en una empresa que pasa de cero a 6.000 empleados en seis años y cuya estructura cambia de manera constante. En ese mismo atributo hace hincapié el presidente ejecutivo del comité organizador de los Juegos de Río 2016, Sidney Levy, en una entrevista con el diario brasileño O Globo. “No se puede suponer que las cosas estarán resueltas de antemano. Hay que resolverlas en el momento, con personas cualificadas para ello y con la mentalidad y los recursos necesarios”, afirma Levy, un ingeniero que proviene del mundo de las finanzas.
Aptitudes como la comunicación y la negociación son también esenciales para moverse con éxito en una red que combina los intereses de actores tan diversos como el Comité Olímpico Internacional, las Administraciones públicas, las empresas patrocinadoras y diversas federaciones deportivas. “Cuando algo sale mal todo el mundo le echa la culpa a los otros, así que hay que tener en cuenta el entorno político”, afirma Medina.
Bill Morris subraya que los directivos olímpicos necesitan tener una energía ilimitada. “Siete años para organizar los Juegos pueden sonar como un tiempo muy largo y muchos deben suponer que la primera etapa es más relajada, pero no es así. La presión existe desde el primer día”. Y las exigencias no solo provienen del Gobierno o el Comité Olímpico Internacional. Los ejecutivos a cargo de organizar unos juegos deben estar preparados para responder ante la opinión pública y lidiar en todo momento con los medios de comunicación. El presidente ejecutivo del comité organizador de Londres 2012, Paul Deighton, subrayó ese factor en declaraciones a la agencia de noticias Bloomberg cuando faltaban días para la celebración inaugural. “En el sector de la banca de inversiones, te encuentras bastante fuera del radar de la gente. Aquí lo que haces está todo el tiempo en un escaparate”, afirmó el exejecutivo de Goldman Sachs.
Por ese motivo, Medina señala que la elección de las personas responsables de la comunicación y las relaciones con la prensa es una de las más importantes. Uno de sus consejos a los ejecutivos de un comité organizador está relacionado con la exposición pública a la que se ven sometidos. “Es necesario que eviten el síndrome de la alfombra roja y concentren su atención en el trabajo que deben realizar”. A ello se refirió también el presidente ejecutivo a cargo del evento de Río de Janeiro en la entrevista mencionada anteriormente. Levy apuntó que los profesionales debían tener siempre presente que “no hay héroes más allá de los atletas”.
Repatriar ejecutivos con salarios modestos
La experiencia de los anteriores Juegos Olímpicos indica que un comité organizador suele ser una mezcla de ejecutivos locales e internacionales. En la empresa de cazatalentos Odgers Berndtson afirman que el Comité Olímpico Internacional alienta la formación de un equipo de gestión global y que, al ser un evento tan destacado, suele darse una repatriación de directivos locales con experiencia en el extranjero. “Si los juegos se adjudican a Madrid, probablemente haya directivos españoles dispuestos a volver al país”, afirma José Medina, presidente de la consultora en España y Portugal.
Los salarios de los altos ejecutivos que trabajan para un evento olímpico son relativamente modestos. Por ello la motivación está en el prestigio que conlleva el cargo además del desafío que supone.
Tan es así que algunas multinacionales están dispuestas a ceder a algunos de sus ejecutivos por los beneficios que anticipan para su marca y sus relaciones. Durante los Juegos de Londres 2012, la empresa de servicios de consultoría y auditoría Deloitte, uno de los patrocinadores, aportó buena parte del equipo financiero, afirman en la empresa de cazatalentos.