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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Cataluña tensa la cuerda con Hacienda

El presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, ha decidido elevar la tensión política con Madrid, ciñéndose ahora a argumentos supuestamente económicos. Además de rechazar el reparto del déficit asimétrico aprobado por el Consejo de Política Fiscal para todas las regiones y que exige un tope del 1,58% del PIB para este año a Cataluña, ha decidido recurrirlo ante los tribunales; prorrogar las cuentas del año para esquivar los recortes obligados; y reclamar por anticipado, y así lo consignará en el proyecto de presupuestos de 2014, la entrega de no menos de 1.060 millones de euros supuestamente adeudados por Hacienda a las arcas catalanas.

Un órdago en toda regla al Gobierno de Madrid, una rebelión fiscal integral contra las decisiones del Consejo de Política Fiscal, en buena parte tomadas por la presión de Cataluña y otras regiones que tienen déficits muy abultados, y una amenaza explícita a la estabilidad financiera de España, que ha logrado, tras severos sacrificios de toda la ciudadanía, encarar la sostenibilidad de sus cuentas públicas.

Este tipo de decisiones fiscalmente arriesgadas, unas veces amparadas y otras forzadas por todos los grupos políticos que vigilan y a veces tutelan desde Cataluña al gobierno de Cataluña, solo son posibles porque las finanzas públicas catalanas están fuera del mercado, y solo sostenidas por el Fondo de Liquidez Autónoma y la cobertura del Tesoro español. Nadie desconoce, ni siquiera el presdiente Mas, que si Cataluña tuviese que captar los recursos que precisa para refinanciar su elevada deuda o sostener un déficit como el que quería para este año (1,8% del PIB), la prima de riesgo a pagar sería insostenible.

Lógicamente en el planteamiento de la Generalitat hay un componente político muy elevado, el que en toda la relación financiera entre el Estado y Cataluña parece ya inevitable, pero que ahora pisa el delicado territorio de una revisión completa del estatus constitucional. Necesariamente tiene que ser reconducido a las posibilidades reales que ofrecen los números y el margen que Bruselas ha otorgado a España para lograr su consolidación fiscal.

Está en juego mucho más que el bienestar al que Cataluña tendría que renunciar para llegar a los objetivos marcados, que son mucho menos exigentes que para otras regiones. Está en juego la financiación de todo el Estado (del que las comunidades forman parte), y por ende la financiación de todo el país, de la que depende la recuperación de la economía, que es el único escenario que haría intrascendente el tira y afloja de unas décimas de déficit. Primero lo urgente: cerrar 2014 con déficit del 1% en todas las arcas regionales. Tiempo habrá después para que en el modelo de financiación que se negocie en 2014 tras la reforma fiscal, sean atendidas las demandas de Cataluña, siempre que se hagan compatibles con los del resto del país.

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