Vespa: la rebeldía de una ‘avispa’ sobre dos ruedas
La evolución de la sociedad moderna bien puede medirse a través de los vehículos sobre la que esta ha podido avanzar. Henry Ford cambió para siempre la forma de entender el transporte terrestre. El Seat 600 marcó un antes y un después en la movilidad de las familias españolas. Y los amantes de la velocidad no entenderían la vida de la misma forma si alguien no hubiese inventado el Porsche 911. Pero pocos pueden presumir de haber trascendido del contacto con el asfalto para convertirse en un símbolo social y cultural, llegando para muchos a la altura de mito. Y menos, los que pueden vivir para contarlo. La Vespa es uno de ellos.
El nacimiento de esta motocicleta se produce entre las cenizas que la II Guerra Mundial deja en Italia, entre maquinaria que pocos años antes ensamblaba aviones de guerra y que en periodos de paz se dedicaba a construcciones navales y ferroviarias. Era la empresa Piaggio, fundada por Rinaldo Piaggio en 1884. Un negocio familiar que los hijos de este, Enrico y Armando, tuvieron que reinventar. Italia, como parte del llamado eje del mal, fue objeto de múltiples bombardeos, en especial en el Norte del país. Allí, en Génova, se situaba la fábrica de Piaggio, y precisamente las fábricas de transportes eran objetivos prioritarios para los bombarderos. La planta pasa de tener 10.000 trabajadores antes de la II Guerra Mundial a 60 tras ella. Tocaba confiarse a un milagro. Al menos, Enrico tenía una idea: potenciar la movilidad individual.
Las dos guerras mundiales popularizaron la motocicleta, demostrándose como un medio ligero y eficaz de transporte. Enrico quiso un producto de coste reducido y de consumo masivo. Hizo un primer modelo, que fue bautizado como Paperino, el nombre italiano del Pato Donald, por su peculiar aspecto, que recordaba al popular personaje Disney. No poseía un espacio entre la zona del asiento y el manillar para posar los pies, que tenían que situarse a los lados, rozando con el lateral de la moto y pudiendo manchar los pantalones. Piaggio, desencantado, le encargará el diseño definitivo a Corradino D’Ascanio, un ingeniero aeronáutico que creará la particular forma de sentarse que uno adopta al montarse en una Vespa, además de añadir soluciones mecánicas para mejorar la conducción. “¡Parece una avispa!” (Sembra una vespa!, en italiano), exclama Piaggio. Comienza el boca a boca. Aparecen las primeras fotos en revistas. Es 1946: empieza la revolución.
Aquel año se venden casi 2.500 unidades del primer modelo, de 98 centímetros cúbicos. En 1947 ya serían 10.500, y en 1948, con la primera Vespa de 125cc, la empresa vendería casi 20.000 unidades. A finales de la década, Italia queda invadida por vespas. Y comienza la conquista de Europa: primero empieza a vender en Alemania. Después, en 1952, a fabricar en Madrid, en una fábrica de la calle Julián Camarillo, creando la sociedad Moto Vespa. La revista Times la denomina “un producto totalmente italiano que no se veía desde la biga romana”.
Lambretta, la de los ‘mods’
El auge de Vespa también significó el auge de las scooters, y coincidió con una de las explosiones culturales más transgresoras de los sesenta: el movimiento mod, que invadió las calles de Reino Unido entre música rhythm & blues, parkas, pantalones de pitillo y este tipo de motocicletas.La Vespa y la Lambretta, la marca rival de la primera, pelearon por ser la elección mayoritaria de una juventud necesitada de un transporte barato que les permitiera alargar sus noches sin depender del transporte público.Pronto se convirtieron en un elemento esencial de su estética, a las que añadían todo tipo de adornos para distinguirse de los demás. Esta fiebre por la Vespa y la Lambretta puede observarse en Quadrophenia, una película de culto para toda esta generación de rebeldes que plasmó en la gran pantalla la célebre ópera rock de The Who, el grupo mod por excelencia y que reflejaba todo ese espíritu. Como cantaba la banda de Roger Daltrey y Pete Townshend en My Generation, “people try to put us down just because we get around”: nos intentan menospreciar solo porque no paramos de salir. Seguramente, sobre una Vespa.
Gregory Peck y Audrey Hepburn la presentan al mundo en las escenas de Vacaciones en Roma (1953). Las nuevas generaciones se apropian de ella, en una época, la de la posguerra, en la que la libertad era algo más que una necesidad. Eso lo ofrecía la Vespa: no muy cara, poco contaminante, fácil de mantener. Con ella se puede llegar a todos sitios. Los movimientos sociales de los sesenta y setenta, que defendían la autonomía del individuo, sus derechos como seres únicos, hicieron el resto, y convirtieron la motocicleta en mito.
Objeto de culto, imagen siempre recurrible por diseñadores, fotógrafos o publicistas a la hora de componer sus escenarios. No existe otro vehículo con más clubes de aficionados dedicados. El oficial, el Vespa World Club, creado en 2006, aglutina a 31.000 apasionados.
Hasta 2012, se calcula que se han fabricado más de 17 millones de unidades. Hoy, los modelos con inyección electrónica, con bajos consumos y con modernos sistemas de frenado, forman el panorama de la Vespa del siglo XXI. Sin embargo, su esencia sigue intacta. Es difícil que una Vespa pase desapercibida en movimiento o aparcada en la acera de cualquier gran ciudad. Con casi 70 años, Vespa tiene motor para rato.
Cronología
1884. Rinaldo Piaggio funda la sociedad Piaggio, dedicada entonces a la construcción naval, para después ampliar su producción al sector aeronáutico, en especial durante las dos guerras mundiales, y al ferroviario. No producirá motocicletas hasta acabar la II Guerra Mundial.
23 de abril de 1946. Enrico Piaggio, hijo de Rinaldo, deposita en la oficina de patentes del Ministerio de Industria de Florencia la primera patente de la famosa motocicleta, que describía así:_“Motocicleta de conjunto racional de órganos y elementos con chasis combinado con guardabarros y carcasa cubriendo toda la parte mecánica”.
25 de febrero de 1953. Se completa la fabricación de la primera Vespa española, en la planta de 12.000 metros cuadrados situada en la calle Julián Camarillo de Madrid. Se trataba de un modelo de 125 centímetros cúbicos que podía alcanzar los 75 kilómetros por hora.
24 de junio de 2013. Ha sido la última celebración de los Vespa World Days, la reunión anual de los fanáticos de esta motocicleta. Celebrada en Bélgica, reunió a cerca de 3.000 fans, en un desfile con todo tipo de Vespas.