Derivados y tasa Tobin, los frentes regulatorios de los mercados
La nueva regulación tiene en alerta a la industria de los mercados regulados europeos
La industria de los mercados financieros afronta unos próximos meses de gran intensidad regulatoria, en la que bien puede quedar dibujado el mapa en el que deberán desenvolverse el conjunto de los operadores de los mercados a medio plazo. El estallido de la crisis reveló que los mercados distaban de ser tan eficientes como se pensaba y que existían lagunas regulatorias que agigantaban el impacto de la mala gestión y el exceso de riesgo.
En septiembre se cumplirán cinco años de la cumbre del G20 en Washington en la que se decidió solemnemente la refundación de los mercados financieros y, pasado el tiempo, si bien se han realizado avances, en Europa aún quedan importantes desafíos regulatorios que se abordarán en los próximos meses y que tienen en alerta a la industria de los mercados regulados europeos, según quedó patente en la asamblea que celebró la pasada semana en Berlín la Federación Europea de Bolsas (FESE, por sus siglas en inglés).
Una vez acordado en el pasado Ecofin el diseño de los futuros rescates bancarios, el siguiente paso será ahora el impulso de la directiva MIFID II y de la controvertida tasa a las transacciones financieras, conocida como tasa Tobin, y con que gravará con un impuesto las operaciones en los mercados de valores.
La nueva Directiva sobre los Mercados de Instrumentos Financieros (MIFID) amplía una primera versión promulgada en 2004 y que entró en vigor en España a finales de 2007. Uno de sus principales objetivos era velar por la protección de los inversores, en especial los particulares, más indefensos. Pero su aplicación ha revelado importantes lagunas, como la definciente comercialización de preferentes en España.
El Parlamento Europeo comenzó a tramitar ayer la denominada MIFID II, en la que la Comisión Europea lleva ya dos años trabajando, con la aspiración de que quede implementada al menos antes de finales de 2015, según fuentes de Bruselas. Una de sus principales novedades será la definición y regulación de las denominadas plataformas multilaterales (OTF, por sus siglas en inglés), mercados no regulados en los que las entidades financieras negocian productos derivados. Un mercado alternativo, que se mueve en la sombra y en paralelo y en el que los inversores no cuentan con las garantías de contraparte propias de los mercados regulados.
La nueva directiva pretende arrojar luz sobre una actividad capaz de disparar la volatilidad, aunque su reconocimiento en la directiva le da un grado de legitimidad con el que el sector de los mercados regulados disiente. De hecho, los organised trading facility (OTF) son competencia directa para compañías como Nasdaq OMX, Nyse Euronext o la española BME.
La tasa a las transacciones financieras es en todo caso el principal caballo de batalla del sector. Los gobiernos de once países europeos, incluida España, han aprobado la creación de un impuesto del 0,1% para las transacciones en acciones y bonos y del 0,01% para los derivados, sin que pueda descartarse del todo que los porcentajes acaben resultando menores.
La industria critica que no se graven las operaciones en divisas, las más voluminosas a nivel global, y advierte del riesgo de que los operadores trasladen su operativa a plazas bursátiles donde no se aplique el impuesto, como Londres o Nueva York. Avisan de una escasa efectividad recaudatoria en el momento en que el impuesto no será global, ni siquiera a nivel europeo, y reclaman que se exima de su pago a los denominados creadores de mercado, encargados de velar por la liquidez de la deuda soberana y el éxito de las subastas del tesoro. Sin embargo, los gobiernos de los once países comprometidos con la tasa y la Comisión Europea continúan comprometidos con su aplicación.
Cuenta atrás para la política
La regulación de los mercados financieros europeos está sujeta al largo proceso de tramitación en las instituciones europeas y a la inevitable presión del sector. Los cambios regulatorios deben además alcanzar el consenso de los tres agentes que intervienen en el proceso, el Consejo Europeo, del que parte la iniciativa política como representante de los gobiernos, la Comisión Europea y, ya como último paso, el Parlamento Europeo. En los dos años de tramitación que ya acumula la Mifid II, el texto llega ahora para su debate en el Parlamento Europeo con apenas un 40% de consenso. Y el 60% restante deberá pactarse con el calendario en contra, puesto que el Parlamento quedará disuelto en la próxima primavera, antes de las elecciones europeas que se celebrarán en mayo. La agenda política también promete influir en la tramitación de la Tasa Tobin. Al tratarse de una iniciativa acordada por once países –no por el conjunto de miembros de la UE ni la zona euro–, su paso por el Parlamento Europeo no será vinculante, con lo que no quedará pendiente del calendario de las elecciones europeas pero sí de las alemanas que se celebrarán el próximo mes de septiembre y que están condicionando la velocidad de la toma de decisiones en el ámbito comunitario. Y, pese a las presiones de la banca y las dudas que plantea su puesta en marcha, en la Comisión Europea prevén que haya acuerdo político sobre la tasa Tobin a finales de este año y que la recaudación sea una realidad en julio de 2014.