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Columna
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Construido sobre la esperanza

Son varios los factores económicos fundamentales que destacan los atractivos de la propiedad inmobiliaria alemana. En primer lugar, los valores y los alquileres en las principales ciudades están aumentando. En segundo, más de la mitad de los alemanes optan por alquilar una vivienda doméstica. En tercero, los ingresos reales están creciendo.

Si los inversores no miran más allá, las acciones de la mayor inmobiliaria de Alemania, que actualmente prepara una salida a bolsa que le dará un valor patrimonial total de 4.000 millones de euros, podrían subir rápidamente. Pero también hay desventajas. Deutsche Immobilien Annington opera en uno de los segmentos menos atractivos. Sus inquilinos, de bajos ingresos, están entre los más sensibles a las tensiones económicas. Su exposición a mejores mercados como Berlín y Munich es limitada. Casi el 40% de sus 180.000 pisos están situados en la región del Ruhr, el antiguo centro neurálgico industrial que ha estado en declive económico durante décadas.

Si las acciones de Annington se valoran a un precio que coincida con su ahorradora clientela, los inversores podrían ser capaces de mirar más allá de los defectos. Estas pueden comportarse mejor si el consejero delegado, Rolf Buch –ex gerente de Bertelsmann y contratado hace solo tres meses– reúne bastantes expectativas. Si se cumplen los objetivos de beneficios y las acciones se venden entre 18 y 21 euros, podrían ofrecer un digno rendimiento del 4% hacia 2014.

Sin embargo, la fijación de precios de la OPV deja muy poco espacio para la decepción. En febrero, LEG Immobilien, una empresa comparable, salió a bolsa a un nivel similar a su valor patrimonial. Pero ahora apenas cotiza por encima de su precio de oferta y cae con fuerza un 10%. El riesgo, a medio, si no a corto plazo, es que Deutsche Annington sea otra OPV de una inmobiliaria alemana sin éxito.

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