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Secretos de despacho

El trabajo a puertas abiertas del despacho Sala & Serra

David Fernández dirige un equipo de abogados de empresa especializado en asuntos complejos.

David Fernández en las instalaciones de la calle Marqués de Urquijo de Madrid.
David Fernández en las instalaciones de la calle Marqués de Urquijo de Madrid.Pablo Monge

El socio director del despacho Sala & Serra no llegó al mundo del Derecho por un gran interés en los asuntos legales ni por una tradición familiar. El camino que siguió David Fernández (Madrid, 1971) fue algo especial. Siempre le gustaron más los números que las normas jurídicas. “Me hice abogado por los impuestos”, explica en este despacho madrileño de empresa, dedicado a lo mercantil, fiscal y procesal. En las instalaciones donde trabaja junto a su equipo mandan la transparencia del vidrio y las puertas abiertas, unas características que dan cuenta de su carrera profesional, muy ligada al mundo de la empresa. “Las diseñamos con el mismo enfoque que la banca privada”.

En 1998 Fernández estaba a un examen de entrar al Cuerpo de Interventores de la Administración cuando la propuesta de una empresa le hizo cambiar de rumbo profesional y comenzó a desempeñarse como fiscalista en la firma. El director de Sala & Serra afirma que su formación más relevante se la debe al Centro de Estudios Financieros, donde dio “el salto profesional cualitativo”. Allí siguió estudiando y luego dando clases en paralelo a su trabajo en la empresa, y fue a raíz de esas actividades en el centro cuando comenzó a trabajar también como asesor, lo que derivó en la fundación de su primer despacho, Finingest.

En 2007, justo antes del desplome de la economía española, el pequeño despacho se fusionó con otro de más larga trayectoria: Sala & Serra, fundado en 1997. “Nos pusimos a trabajar con la convicción de que en esas circunstancias de ajuste de costes, las empresas no contratan asesores externos a menos que se trate de asuntos complejos que no puedan resolver con sus equipos”. La especialización del renovado Sala & Serra en temas como precios de transferencias y compra de unidades productivas, entre otros, permite a su director afirmar que han logrado vivir la crisis como una gran oportunidad.

La obra del artista madrileño Óscar Vautherin.
La obra del artista madrileño Óscar Vautherin.

A la fusión siguió la modernización de las instalaciones de la calle Marqués de Urquijo, diseñada con un propósito muy claro: que el cliente sienta confianza en el despacho con solo poner un pie, explica Fernández. El escenario en el que actúan los profesionales de Sala & Serra está dividido en dos sectores muy diferentes, salvo por la luz natural que abunda en ambos.

En una mitad está el lugar de trabajo de los asesores, donde no hay una sola pared o puerta que interrumpa la vista de cualquier punto de la sala. La otra parte es para la recepción de clientes, de un diseño tradicional para resguardar la confidencialidad. “Cuando el cliente llega, sin embargo, puede ver la zona abierta y darse cuenta de que hay un equipo detrás que trabaja de manera coordinada”.

En su despacho personal, una pecera vidriada en medio de la sala, sobresale una pieza de alabastro que representa una especie de mano. Al igual que el diseño que la rodea, la obra del artista madrileño Óscar Vautherin demuestra la relevancia que tienen para Fernández los profesionales que lo acompañan y la comunicación con ellos. “Simboliza el trabajo en equipo”, explica.

Un despacho con futuro, asegura el asesor, es el que logra crear una marca fuerte y tiene un jefe que no teme contratar profesionales que sean “mejores que él mismo”. Fernández afirma que aprendió eso por experiencia. “Si tengo que mencionar un error de mi carrera diría que es el haber fundado un despacho demasiado personalista en mis inicios. El problema es que los clientes quieren que tú hagas todo el trabajo y al final no das abasto”.

El socio director de Sala & Serra afirma que logra hacerse el tiempo para correr o nadar una vez al día. La empresa intenta que todos los empleados logren conciliar la vida laboral con la personal, con ayuda de la tecnología. La política no solo favorece el clima laboral sino también la calidad de los profesionales: “Es la razón por las que muchos han preferido trabajar con nosotros y no en una gran compañía".

Peleando con los grandes

Sala & Serra factura entre 1,2 y 1,4 millones de euros anuales, según David Fernández, director del despacho desde 2007. Su tamaño, sin embargo, no es un impedimento para competir de igual a igual con los grandes despachos de España, asegura el asesor.

Nuestra ventaja es que somos capaces de hacer trabajos complejos con profesionales de máxima calidad a un precio razonable”. La clave, añade, es la formación constante de un equipo de asesores de primer nivel y una estrategia de control de costes al máximo detalle. Eso le permite a Sala & Serra ofrecer sus servicios a un precio de hasta un tercio menor al que marcan los grandes competidores, asegura Fernández. “Y gracias a nuestros bajos costes estructurales, logramos una mayor rentabilidad”, añade.

El despacho fundado en 1997 por José Ramón de Sala y Marta Serra dio sus primeros pasos con un fuerte perfil mercantil. Con los años fue sumando nuevos profesionales y tomando forma como despacho de empresa. La absorción de Finingest en 2007 le permitió consolidarse en materia fiscal, mercantil y procesal, y centrar sus servicios en actuaciones de alta complejidad técnica. “Aspiramos a tener un crecimiento sostenido y a mantener beneficios consolidados en el tiempo”, afirma Fernández.

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