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Columna
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El empleo no deja de caer en la zona euro

La tasa de desempleo del 12,2% de la zona euro en abril es un avergonzante récord. Una marca aún más preocupante es la del 24,4% entre los jóvenes. La recesión es la culpable, pero el crecimiento del PIB no es la cura. Será el empleo lo que impulse el PIB a partir de aquí, y no al revés.

Las tensiones financieras provocaron una recaída del PIB de la zona euro en 2008. La combinación entre esa presión y la bajada de la producción llevaron la tasa de paro por encima del 7,3%. Depués, el PIB ha ido creciendo de manera irregular desde el segundo trimestre de 2009, pero el mercado laboral se ha deteriorado constantemente. Los economistas suelen culpar de la divergencia entre la producción y el empleo al incremento de la productividad laboral.

La explicación real es organizativa. Es mucho más fácil destruir que crear puestos de trabajo en las modernas economías fuertemente reguladas de la zona euro. Los avances en la tecnología y las telecomunicaciones están reduciendo constantemente la necesidad de mano de obra, mientras que los nuevos contratos acarrean impuestos, normas y obligaciones. Las actuales tensiones financieras, especialmente en las economías periféricas más débiles, hacen que los empleadores sean todavía menos propensos a especular sobre la creación de empleo.

Es mucho más fácil despedir que crear puestos de trabajo en las economías de la zona euro

La demografía europea también amplifica la presión antitrabajo. Los jóvenes que comienzan a crear un hogar y una familia están especialmente ávidos de bienes y servicios, mientras que las personas mayores suelen reducir su consumo. En la última década, el número de habitantes en la zona euro de entre 20 y 35 años se ha reducido en un 7%, mientras que el grupo de personas de más de 60 años se ha incrementado en un 17%. ¿Por qué contratar cuando la demanda es estructuralmente débil?

Los estímulos fiscales y monetarios no son lo suficientemente potentes como para romper esa espiral de destrucción de empleo. Ello requiere políticas detalladas para hacer que la contratación sea más económica y el desempleo más caro. En la mayoría de los otros miembros de la zona euro, por desgracia, no ha habido más palabras que hechos.

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