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Columna
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El FMI y su poder de confusión

El Fondo Monetario Internacional estaba razonablemente seguro hace un año sobre la economía británica. Se esperaba que la recuperación del Reino Unido “ganara ritmo”, apuntó, usando la palabra “apropiada” tres veces para describir las políticas del gobierno de David Cameron. Doce meses más tarde, parece que no se logró el ritmo y en su última declaración, los supuestos expertos internacionales parecían desconcertados. Ahora piensan que el Reino Unido sigue estando “muy lejos de una recuperación sólida y sostenible”, y que “los remedios políticos... no son directos.”

Los propios remedios del FMI son tan directos que casi no pueden estar equivocados. ¿Quién puede estar en desacuerdo con la “necesidad de equilibrar la sostenibilidad de la deuda con las preocupaciones de crecimiento” o con la descripción de las reformas estructurales como “esenciales”. ¿Por qué la regulación financiera tendría que evitar alguna vez la “claridad y coherencia”?

Este tipo de circunloquios son una respuesta burocrática común al fracaso. Sin embargo, mientras el FMI puede ser más banal que muchos asesores económicos, su confusión es normal. Solo los fanáticos pueden pensar que saben exactamente lo que el Reino Unido, o casi cualquier otro país desarrollado, debe hacer.

Solo los fanáticos pueden pensar que el FMI sabe los que el Reino Unido, o cualquier otro país, debe hacer

A pesar de las ambigüedades, el informe del FMI será bien recibido por los críticos de la visión de austeridad del primer ministro, David Cameron. Está, en definitiva, pidiendo más gasto, aunque el“marco fiscal a medio plazo” no está en tela de juicio.

Ministros y opositores deberían llegar a un acuerdo para tomar algunas de las buenas ideas no partidistas que se encuentran dispersas entre los repetitivos textos estándar.

No parece probable que los políticos británicos sean tan sensatos. Una amarga experiencia ha llevado al FMI a algo parecido a la humildad, pero la respuesta instintiva de los círculos políticos del Reino Unido a la sugerencia externa es una dura crítica. Quizás, el FMI pueda dedicar una parte de su informe de 2014 a los peligros económicos de los altercados sin sentido.

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