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Recetas contra el euroescepticismo

En el primer trimestre de 2013 se agudizó la recesión en la eurozona. El PIB descendió un 1% respecto al mismo período del año pasado. Se contrajo la actividad económica en la mayoría de integrantes de la eurozona. La Comisión Europea pronostica un decrecimiento del 0,4% para este año y un aumento del 1,2% para 2014. La recesión se suavizará en lo que queda de año. Los periféricos que han apostado decididamente por la consolidación fiscal y las reformas estructurales (España, Irlanda, Portugal) están recuperando competitividad. La devaluación interna está saneando sus cuentas y sentando las bases de un crecimiento sostenible con mayor aportación de la exportación que generará empleo. Sin desistir del empeño reformista en el ámbito económico, la prioridad de nuestros líderes debe ser devolver a la ciudadanía la confianza en la UE y el euro. Seis años de crisis les han asestado un duro golpe. El último estudio del Pew Research Center actualiza el estado del creciente euroescepticismo. Únicamente un 41% de los franceses es favorable a la UE. En España el porcentaje favorable a la UE se situa en un 46%, superando al del Reino Unido (43% ) y República Checa (38%) pero inferior al 58% de Italia, 60% de Alemania y 68% de Polonia. El apoyo a la UE en España ha dismunuido en 14 puntos en un año, caída sólo superada por Francia (19 puntos). Los mercados financieros, la prensa anglosajona y muchas eminencias académicas siguen vaticinando la desaparición del euro a medio plazo. Opinan que la estabilización actual es básicamente fruto de la política monetaria expansiva que mantienen los bancos centrales. Prevén que la periferia no aguantará el esfuerzo que exige Alemania, y que el avance hacia la unión fiscal y bancaria será víctima de la creciente radicalización del panorama político. La austeridad producirá más Beppe Grillos. La Alternativa para Alemania, integrada por académicos que apoyan la UE pero abogan por una disolución del euro, supera en algunas encuestas el 5% del voto exigido para obtener representación en el Bundestag. Merkel y sus aliados liberales del FDP temen una repetición de los resultados de Baja Sajonia en enero, dónde un partido euroescéptico cosechó un 1% y permitió al SPD y los Verdes arrebatar la mayoría por centenares de votos a la CDU y el FDP. El establishment político, empresarial y sindical europeo debe aparcar sus rencillas y explicar Europa. Necesitamos elecciones directas para los principales cargos de la Comisión y del Consejo, que las familias políticas desarrollen campañas realmente europeas con motivo de la contienda al Parlamento Europeo en 2014 y crear medios de comunicación europeos ¿Quiere una mayoría realmente volver a tener que cambiar de moneda cuando cruza una frontera? ¿Tener menor surtido de productos en sus tiendas? ¿Que las empresas, obligadas a asegurarse contra fluctuaciones de los tipos de cambio, ofrezcan menos productos a precios más altos? Sin una profunda agenda para Europa no derrotaremos el euroescépticismo.

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