Una inyección de crédito para las pymes
Sin un mercado de crédito que riegue el tejido empresarial no puede haber crecimiento económico. Las instituciones de la zona euro parecen haber interiorizado por fin este axioma tras haber contemplado, aparentemente impotentes, el sufrimiento financiero que la crisis ha provocado en miles de pequeñas empresas europeas. Una asfixia crediticia que no solo ha sido causa directa de la desaparición de innumerables negocios, sino que ha dividido de facto a Europa en dos territorios: uno que ofrece condiciones financieras apropiadas para las pequeñas empresas y otro que las condena a una sequía insoportable o a la obtención de créditos bajo condiciones económicas desorbitadas.
Tras meses de debate sobre cómo reactivar la economía europea, la zona euro trabaja en un plan cuyo objetivo es reabrir el grifo del crédito para las pequeñas y medianas empresas y reducir de forma contundente los costes de financiación que los pequeños empresarios soportan en países como Italia o España. La hoja de ruta de esa estrategia coordinada –una palabra hasta ahora de difícil pronunciación en el seno de la gobernanza europea– pasa por inyectar recursos financieros a través de tres vías: el Banco Central Europeo, el Banco Europeo de Inversiones y los fondos estructurales de la Unión Europea. Desde Fráncfort, el BCE estudia soluciones como ampliar la utilización de créditos a pymes como colaterales o incluso realizar la compra directa de estos títulos para dotarlos de mayor liquidez. También se baraja la posibilidad de abrir una línea de crédito preferente para aquellas entidades financieras que acrediten haber aumentado su cartera de negocio con pequeñas empresas, así como utilizar al Banco Europeo de Inversiones (BEI) y parte de los fondos estructurales que Bruselas tiene disponibles todavía para este año.
Como reconocía ayer el comisario europeo de Economía, Olli Rehn, no hay en toda la historia de la economía un solo caso en el que el crecimiento se haya recuperado sin el alimento del crédito. El sistema financiera constituye el corazón de toda la economía y cuando no logra capilarizar el conjunto del sistema, este inevitablemente se colapsa. Las medidas extraordinarias adoptadas en los últimos meses por el Banco Central Europeo han conseguido descongestionar poco a poco, así como aflojar considerablemente la presión sobre las primas de riesgo de los países más vulnerables de la zona euro. Hay que felicitarse de ello, pero también es necesario ser conscientes de que el trabajo no está terminado. Las pymes constituyen el grueso del tejido empresarial europeo y su supervivencia resulta vital para una Europa que quiere dejar atrás la crisis y hacerlo, de una vez, unida y sin divisiones.