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Columna
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Órdago de Barnier al regulador estadounidense

El regulador financiero estadounidense quiere que los bancos extranjeros que operan en su territorio acumulen más capital, pero el Comisario de Mercado Interior de la UE, Michel Barnier cree que Estados Unidos debe dar un respiro a las entidades europeas.

En principio, parece que los reguladores de EE UU están en lo cierto. En general, los bancos necesitan más capital para eliminar ya la implícita subvención estatal y para sortear la crisis financiera. Las filiales estadounidenses de la Organización de Banca Extranjera (FBO, por sus siglas en inglés) capitalizadas por separado serán más seguras y fáciles de regular y, además, el costo neto para la sociedad estadounidense sería casi nulo.

Puede que en este caso Barnier esté pensando más como un comercial que como un regulador. Después de todo, los bancos europeos son los que más pueden perder con esta normativa. Deutsche Bank es una de las entidades más expuestas, según un estudio de Morgan Stanley, ya que el 37% de sus activos están en su filial estadounidense. El director financiero de Deutsche, Stefan Krause, ha contemplado la posibilidad de aumentar el capital contingente para satisfacer las futuras necesidades de capital de Estados Unidos. Transferir el capital del grupo a través de un canje de deuda por acciones es otra opción.

Los bancos necesitan más capital para eliminar la ya implícita subvención estatal y sortear la crisis

Barnier podría argumentar que el grueso de las normas propuestas por la FBO impondrían un margen de seguridad demasiado grueso. . También podría señalar que, mientras el Reino Unido podría impulsar algo parecido a lo propuesto por la FBO, los bancos estadounidenses que operan en la zona euro son juzgados según el capital que poseen en todo el mundo

Tales argumentos se fundamentan en la visión que Barnier tiene de los reguladores nacionales, a los que considera jugadores de un equipo global. En un mundo ideal, el equipo multinacional se pondría de acuerdo con calma pero con rapidez para repartir el sufrimiento en caso de que institución global fracase. Pero la historia sugiere que pensar esto es de ser inocentes. El colapso de Lehman Brothers dejó a las autoridades estadounidenses sin posibilidad de acceder a los fondos depositados en Londres. En el caso de Chipre, se vio a una Europa con dificultades para tratar con sus pequeños bancos. Puede que Barnier realmente tema al proteccionismo estadounidense, pero parece que su negativa es imprudente.

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