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Tribuna
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Basilea III, un nuevo marco más competitivo

El pasado 27 de marzo, el Comité de Representantes Permanentes de la UE aprobó el texto definitivo del denominado paquete CRD IV que sustituye a las dos directivas vigentes en materia de requerimientos de capital. Dicho paquete, compuesto por directiva y reglamento, se fundamenta en los estándares publicados por el Comité de Basilea en diciembre de 2010, más conocidos como Basilea III.

Esta nueva regulación persigue un doble objetivo. Por un lado, establecer un entorno competitivo que garantice unas condiciones equitativas a los bancos con actividad internacional. Por el otro, implementar mecanismos que eviten volver a las prácticas que propiciaron la actual situación del sector financiero y que tanta repercusión han tenido en la economía global.

Los instrumentos de capital se demostraron faltos de capacidad para absorber las pérdidas generadas por actividad

Asumiendo el peligro que entraña cualquier generalización, se pueden destacar tres elementos que caracterizaban los balances de muchas de las entidades financieras que han sido más duramente golpeadas por la crisis: estructuras de financiación fuertemente apalancadas, con excesiva ponderación hacia pasivos cortoplacistas en términos de liquidez y con instrumentos de capital que a la larga se demostraron faltos de capacidad para absorber las pérdidas generadas por la actividad.

En este sentido, CRD IV impone requerimientos más exigentes tanto en términos de cantidad –buffers– como en términos de calidad de los elementos computables dentro de la base de capital; introduce dos nuevos ratios de liquidez con el fin de evitar desajustes estructurales entre activos y pasivos y fomentar fuentes de financiación más estables, y limita la proporción de recursos ajenos sobre activos totales, independientemente del nivel de riesgo de estos últimos.

Si por algo se caracteriza el sector financiero español es por su gran dicotomía

El nuevo reglamento revisa también la operativa de derivados OTC (over the counter) ya que su complejidad a la hora de medir y gestionar el riesgo asociado ha propiciado, en los últimos años, pérdidas inesperadas significativas.

Por último, como elementos adicionales no recogidos en Basilea III, se establecen requisitos en términos de remuneración, gobierno corporativo y gestión de riesgos y se fomenta la transparencia hacia todos los agentes del mercado.

Es importante considerar que el paquete CRD IV no supone un hecho aislado sino que es un evento más en la agenda de la reforma regulatoria que comenzó al estallar la crisis en el verano de 2007, y que viene a añadir más complejidad en un momento en el que defender el margen ya es una aventura complicada en un entorno de estancamiento económico en Europa.

Para la mayoría de las entidades financieras, estos cambios están suponiendo revisar y, en muchos casos, modificar los modelos de negocio que venían pilotando su actividad.

Afrontar estos acontecimientos desde un punto de vista no estrictamente regulatorio, sino como una oportunidad para cuestionarse el porqué de determinadas dinámicas y tomar las decisiones adecuadas es clave de cara a preparar la organización para el nuevo entorno económico una vez superada la crisis.

Si por algo se caracteriza el sector financiero español es por su gran dicotomía. Aquellas entidades que se alejaron de sus principios fundacionales y exploraron caminos arriesgados de rápido crecimiento son las que hoy están siendo rescatadas, intervenidas o que, en algún caso, serán liquidadas.

Aquellas que siempre han entendido la gestión de riesgos como algo consustancial al negocio bancario son las que actualmente muestran sólidos fundamentos que les están permitiendo, incluso en el entorno actual, reforzarse, mejorar su posición competitiva y ganar cuota de mercado.

Para las primeras, cumplir con CRD IV supondrá un reto considerable que les exigirá una transformación radical mientras que, para las segundas, supone una magnífica oportunidad de participar en el tablero internacional con las mismas fichas que el resto de sus competidores.

Carlos Zayas es director en el área de gestión de riesgos financieros de KPMG en España y Executive MBA por el IESE.

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