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Columna
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Brasil, acorralado por el crecimiento

El crecimiento está ahogando a Brasil. Su banco central elevó el miércoles los tipos de interés de referencia (la tasa Selic) hasta el 7,5% para combatir la inflación. La expansión del PIB real, por su parte, ya se está estancando. El elevado gasto público y el rápido crecimiento del crédito privado, que han ejercido de combustible en el auge de Brasil, están llegando a su límite.

El alza de los tipos se debió principalmente al incremento de los precios de consumo, que en marzo subieron un 6,6% en comparación con el año anterior. El alza de los precios de algunos artículos ha hecho saltar todas las alarmas mediáticas debido a los episodios de inflación de tres dígitos que se registraron en las últimas décadas.

Desafortunadamente, el crecimiento que aupó a Brasil como una economía emergente ya ha cesado. El importante gasto en el sector público y la rápida expansión del crédito impulsaron un crecimiento del 3,6% al año de media en la década de los 2000. El año pasado, sin embargo, la economía creció a un ritmo inferior al 1%.

La presidenta Dilma Rousseff se está quedando sin espacio en el frente del gasto. El superávit de Brasil antes del pago de intereses fue de solo el 2,4% en 2012, por debajo del objetivo del 3,1%. El aumento de los tipos de interés solo empeorará la situación.

En lo referente al crédito, las perspectivas no son mejores. El crédito interno para el sector privado de Brasil pasó en ocho años de alrededor del 30% del PIB a más del 60% y los dos bancos controlados por el estado, Banco do Brasil y Caixa Economica Federal, han aumentado su participación en los préstamos pendientes de abono al 48%.

En definitiva, los dos grandes motores del crecimiento brasileño se están desacelerando a medida que la inflación empieza a empujar los tipos de interés al alza, lo que también tiende a pesar sobre la actividad del país. Puede que a Rousseff se le estén agotando las opciones.

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